Perla solo podía controlar su respiración, ahora debía ella tener todo el peso sobre sus hombros, su hermana huyo como una vil ladrona, a escasas horas de su boda, no había elección, mucho menos para cancelarlo ella debía tomar su lugar. Eso solo había provocado al mismo demonio, todo su odio caería sobre Perla a quien debía pagar por el caprichos y decisión de su hermana.