El Omega sostuvo entre sus manos el rostro húmedo del Alfa, sintiendo un gran dolor en su pecho cuando vio lo desecho que estaba. ¿Cómo pudieron romperse tanto en tan poco tiempo? -Te amo, Kacchan-. musito- Te amo tanto. Pero lo que hiciste me sigue doliendo. -Izuku- lo nombro, sujetando sus delgadas manos que aun sostenían su rostro. - Sé que estas en todo tu derecho de no creerme, y mucho menos de perdonarme, pero... No quiero perderte, temo tanto hacerlo. Te has vuelto mi mayor codicia.