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Desde que Leidys salió de esa cruel relación amorosa que duró cinco años, quedó un dolor profundo en su corazón

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Desde que Leidys salió de esa cruel relación amorosa que duró cinco años, quedó un dolor profundo en su corazón. Había estado encerrada en su cuarto durante varios meses, lo cual preocupó tanto a su madre que tomó la decisión de enviarla junto con su prima a un viaje sorpresa, ya que no quería verla sufrir como lo había hecho su esposo antes de morir.

Se encontraban en el aeropuerto esperando que las llamarán para subir al avión. Leidys estaba sentada con los ojos vendados y con audífonos puestos a todo volumen, con la excusa de que no podría saber nada hasta llegar al lugar.

Cuando fueron llamadas la señora Luna dejó un beso en la frente de su hija y se despidió de su sobrina. Zoe tomó la mano de Leidys y la guió, ambas se montaron y ahí emprendió su largo viaje.

Así fue llevaba la azabache durante horas sin saber a dónde iba a parar. Realmente se encontraba confundida y cansada, fueron demasiadas horas en el avión, su cuerpo dolía por estar tanto tiempo sentada.

Solo acepté hacer esto para darle el gusto a mi madre, no debo alterarme y explotar —pensó.

—Zoe —se soltó de su amarre y paró en seco— Mi paciencia está a punto de agotarse.

La venda que cubría sus ojos cayó haciéndola pestañear repetidamente para adaptarse a la luz del sol.

—Taran —dijo la castaña luego de quitarle los audífonos— ¡Bienvenida a Corea del Sur!

Leidys abrió sus ojos con asombro, no estaba entendiendo absolutamente nada de lo que estaba pasando.

—¡Vamos, di algo! —sonrió ampliamente mientras tomaba ambas manos de la azabache.

Aquella chica muy pocas veces hablaba sobre sus gustos o algo que tuviese que ver con ella en general, ya que su ex pareja James decía que se mejor ahorrará pasar vergüenza, ya que eran puras tonterías lo que salía de su boca, así que aprendió a callar absolutamente todo.

—¿Cómo lo supieron? —una pequeña lágrima traicionera bajo por su mejilla.

—Lys —dijo con voz suave, mientras con su pulgar limpiaba aquellas gotas que bajaban sin cesar por sus mejillas— Tía Luna y yo conocemos mucho más de lo que crees, eres nuestra pequeña... Nos importas mucho.

Dio una pequeña pausa mientras miraba directamente a sus ojos. 

—Estos años hemos sufrido mucho junto contigo —sonrió con melancolía— Ver como mi pequeña prima, la que solía pasar tiempo conmigo y hacía locuras a cada momento, cambió tanto. Ver como tú brillo se apagó a causa de esa relación.

Esas palabras dolían en lo más profundo de su ser y eran totalmente ciertas. Ella solía ser una chica tan alegre, optimista, amorosa, sociable, en fin. Pero cuando se enamoró, o más bien, se obsesionó con James y entró en esa relación tóxica, se alejó de todos. Su vida entera solo era él, así que se descuidó, puso como prioridad algo que no valía la pena y se hizo daño.

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