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Leidys sentía como su corazón dolía y se le había formado un nudo en la garganta dejándola sin palabras

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Leidys sentía como su corazón dolía y se le había formado un nudo en la garganta dejándola sin palabras. 

—¿Cómo puede decir eso? —Jimin tenía una mirada que reflejaba pura tristeza— No puede separarnos —dio una pausa— U-usted siempre encuentra soluciones sin que salgamos tan afectados...

—Lo siento, Jimin... Pero esta vez ellos tienen las de ganar —suspiró con frustración— Te toca elegir entre tu carrera o tu vida amorosa. 

—P-pero —su voz se quebró y una lágrima cayó por su mejilla derecha. Lo que fue suficiente para que la azabache explotará.

—Basta —se paró de golpe, lo cual sorprendió a ambos— ¡Él es una persona, no un juguete! No puede ponerlo a elegir entre sus sentimientos y su pasión, es algo demasiado cruel. 

—Lys, tranqui... —la chica interrumpió en seguida. 

—No, Jimin. Me niego a dejar que te traten de esta forma —fulmino con la miraba a aquél hombre— Esto se puede solucionar, de alguna forma... Mire esto. 

Sacó su celular y le mostró todos los mensajes y fotos que le habían estado enviando.

—Esto es ilegal, están invadiendo la privacidad de Jimin. 

El mencionado se levantó, tomó el celular entre sus manos y vio todo de lo que la azabache estaba hablando.

—Es cierto, PD Nim —siguió ojeando— Esto es demandable. 

—Está bien —suspiró el hombre cansado— Podemos demandar y bajar las fotos, pero ¿Qué les diremos a todos sobre su cercanía?

—Pensaremos en algo —dijo Leidys decidida— No nos rendiremos tan fácil. 

—Sí —el rubio sonrió y tomó su mano— Luego daremos las declaraciones.

—Me van a sacar canas verdes —frotó su rostro con desesperación— Bien, mientras iré resolviendo lo de las fotos. Pero necesito que no se demoren y por lo que más quieran, no se vean por estos días. 

—Está bien —dijeron al unísono. 

—Pueden retirarse —empezó a teclear en su computador. 

Salieron de la oficina y al cerrar la puerta se dieron un fuerte abrazo. 

—Linda, te quiero muchísimo —la cargo y dio una vuelta— Gracias por no rendirte y ayúdanos a salir de esto. 

—Yo te quiero aún más —rió mientras era dejada en el suelo— No tienes que agradecer, lo hice porque no pude soportar el hecho de que me quisieran alejar de ti..

Él la miró directamente a los ojos, y luego besó su frente con ternura.

—Eso no pasará —tomó su mano- Vamos, te llevaré a casa. 

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