Lucy sonrió cuando los amigos de su hijo lo abrazaron con felicidad y como él sonreía. Ella metió en sus manos en las bolsas de su chaqueta, si había algo que odiaba de la tierra era que el aire frío le chocara en la piel; la hacia sentir libre, pero no toleraba el toque, lo suyo era el viento calmo, como en el infierno. Samael se acercó minutos después, estaba feliz. Lucy sacó las manos de sus bolsas y las frotó.
--¿estás listo? ¿has terminado?
--solo unos segundos más.
--está bien, solo recuerda que no debes excederte, no por ahora.
Samael asintió, entendía la preocupación por parte de sus padres y estaba demasiado agradecido por el simple hecho de haberlo dejado ver a sus amigos.
--vale, solo quiero que vengas.
Lucy levantó una ceja, ¿a dónde? Samael se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso. Lucy caminó detrás de él con curiosidad, ella quería descubrir todo de él. Samael sonrió cuando se acercó a sus amigos, los cuales miraron de inmediato a la mujer detrás de él.
--chicos, ella es mi madre.
Lucy movió los dedos en forma de saludo y los chicos solo movieron la cabeza. Samael soltó una pequeña carcajada, sabía que reaccionarían de esa forma, su madre era hermosa y era imposible no verla de más. Solo, la única chica de su grupo apartó la mirada.
--vaya, siempre creí que no tenías mamá.
--claro que la tengo, siempre la tuve.
--sí, me refiero a que pensé que no figuraba en tu vida.
Samael miró a su madre y él se encogió de hombros, su madre siempre estuvo ahí, aun cuando él no podía ver su cuerpo.
--solo tuvo algunos problemas y se tuvo que ir por un tiempo.
--eso está muy cool. -dice uno de los chicos.
--¿por eso te fuiste? -pregunta otro chico.
Samael se quedó en silencio, tratando de decir la verdad sin decirla por completo, nadie le iba a creer que su madre era Lucifer y que ahora, vivía en el infierno.
--sí, estoy viviendo en mi antiguo hogar, donde nací.
--¿vas a volver? -pregunta la chica.
--ammm... no lo sé, tal vez no.
Dijo Samael con cierta nostalgia que Lucy pudo percibir. Samael se despidió de sus amigos y volvieron al departamento en silencio. Lucy cerró la puerta y cerró los cortinas. Samael se mantuvo callado y un poco cabizbajo. Lucy suspiró y se odió por las palabras que estaban próximas a salir de su boca.
--no te voy a obligar a que te quedes en el infierno, entiendo que tienes una vida aquí en la tierra y yo no soy nadie para quitártela.
Ella se sacudió las manos cuando terminó de cerrar las cortinas, tenían pocas semanas de abandono, pero tenían polvo. Samael miró a su madre, ¿era cierto lo que decía?
--¿en serio?
--sí.
--¿tú quieres que me vaya?
--no, pero tampoco quiero que estés en un lugar donde no eres feliz.
Ella se puso en posición y dijo unas palabras en latín, hizo un círculo con un dedo y se abrió el portal. Samael miró la entrada al infierno y miró a su madre una vez más.
--¿qué sucedería con papá?
--no lo sé, deberías preguntárselo.
Samael no quiso pensar en eso, sabía lo difícil que sería para su padre separarse nuevamente de su madre y lo difícil que sería separarse de él.
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Samael
FantasyESTO ES UNA SEGUNDA PARTE Después de casi 15 años, Lucy regresa a la tierra dispuesta a proteger a su hijo. Samael se encuentra rodeado de una vida perfecta, hasta que su madre aparece en la puerta con una amenaza que el desconocía. Samael descubre...