SONREÍR

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Lucy entró al castillo oscuro, Lilith no había encontrada alguna pista que le ayudara a saber quien había despertado al señor de las tres D, las brujas de su aquelarre no tenían ni idea. Los cinco demonios, Tyler y su hijo estaban sentados en los elegantes sillones de la sala, hablaban de algo que tenía a Samael demasiado entretenido.

--oh, Lucifer.

Belcebú sonrió con neutralidad y ella levantó una ceja, mientras se quitaba su chaqueta, se moría de calor, había caminado demasiado.

--¿cómo te fue con Lilith? -pregunta Amon.

--no fueron las brujas.

--te lo dije. -dice Belcebú.

--oh, bueno, señor amo de las brujas, disculpe usted por no creerle, no quisimos ofenderlo.

Suelta Mammon mientras pone los ojos en blanco. Belcebú le muestra su dedo de en medio y le lanza una mirada cínica. Lucy se deja caer en uno de los sillones y suspira.

--estoy muy cansada, caminé demasiado.

--¿demasiado? ¿qué tan lejos puede quedar una cafetería? -le pregunta Belcebú.

--no tanto... creo que fue mala idea que me regresaran las alas, me hice demasiado floja.

Belfegor soltó una pequeña carcajada y Samael miró el brazo de su madre, ella ya se había quitado el cabestrillo, pero no parecía que estuviera muy cómoda.

--¿aun te duele?

Todos miraron a Samael, el niño parecía preocupado. Lucy negó de inmediato, la verdad no le dolía, le molestaba un poco, pero Miguel había hecho milagros con su herida.

--no, solo fue un pequeño corte.

Samael recordó cuando la miró tirada en el piso, parecía que le dolía mucho y sangraba demasiado, ante sus ojos, eso no era un pequeño corte. Sin embargo, no dijo nada más.

--bien, me gustó mucho conversar con ustedes, pero me tengo que ir.

Amon se puso de pie y sin más se fue. Mammon y Belfegor se fueron minutos después, tenía algunas cosas que hacer en el purgatorio. Lucy cerró los ojos durante unos segundos, pero los abrió rápidamente cuando sintió su presencia.

--¿es en serio? ¿ahora?

Lucy se sentó recta en el sillón y Malak se acercó. Samael contuvo la respiración al ver a la muerte, había visto demasiadas películas como para reconocer su característica capucha. Malak se quitó la capucha y sacudió un poco su cabello castaño.   

--sé que mi presencia no es de tu agrado en este momento, pero es mi único tiempo libre.

--entonces, ¿para qué quieres a Gabriel?

--por él me di este momento, lo dejé en la tierra y vine.

Belcebú hizo un ruido con la garganta y Malak lo miró, sabía que tenía algo que decir y lo miró hasta que Belcebú se decidió a abrir la boca.

--no creo que sea buena idea dejarlo solo.

--¿por qué? No creo que lo eche a perder, es decir, muertos ya están.

Asmodeo soltó una carcajada y Malak miró a su alrededor, topándose con Tyler y el pequeño Samael.

--me enteré de su regreso, bienvenidos a casa, ¿aun quieres que te bese los pies?

--no, nunca te haría una cosa así. -contesta Tyler con diversión.

--que gentil.

Malak ladió un poco la cabeza y miró al chico de los ojos color chocolate, ese niño que se parecía enormemente a Lucifer.

SamaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora