EL REGRESO PARTE 1

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Lucy caminaba por las calles de la ciudad, tratando de recordar el edificio donde Tyler vivía. Se detuvo cuando reconoció el edificio donde ella lo vio por primera vez. Sonrió, no estaba tan lejos. Eran las tres de la madrugada, así que las calles estaban desiertas, lo que le daba gusto, no había coches que amenazaran con arrollarla ni personas que la miraran como si fuera una loca perdida. Frunció el ceño cuando al llegar, la entrada del edificio ya no era como antes, ahora se tenía que usar una llave para abrir la puerta o con el permiso de la persona del departamento. Ella puso los ojos en blanco, ¿por qué las cosas siempre tenían que ser tan difíciles? Puso una  de sus manos en el pequeño aparato que mantenía la puerta cerrada. Cerró lo ojos y dijo algunas palabras en latín.

El aparato soltó chispas y Lucy quitó su maño al escuchar el timbre de la puerta al abrirse. Sonrió y entró como si nada, subió las escaleras con prisa, pero se detuvo cuando vio al portero. El hombre frunció el ceño al verla deambulando como si nada.

--¿quién eres tú?

--aaa, vivo aquí.

--no es verdad, conozco a todas las personas que viven en este edificio.

Lucy volvió a poner los ojos en blanco. Se corrigió, las cosas no eran difíciles, los humanos siempre le complicaban las cosas.

--viví aquí, querido, hace mucho tiempo.

--mientes.

Lucy se miró las uñas, restándole importancia a sus palabras, le importaba una mierda si le creía o no.

--bueno, realmente me tiene sin cuidado si me crees o no, a diferencia de ti, yo si tengo cosas que hacer.

Ella siguió caminando, pero su irritación creció cuando aquel hombre la tomó del brazo, deteniéndola. Ella bufó y le dio un empujón al hombre, abriendo un portal a sus pies, que lo hizo caer en otra parte de la ciudad, ella no quería  ser grosera, pero se la ponían difícil. Subió hasta el piso de Tyler abrió la puerta del departamento, cerrándola con cuidado tras su espalda. Todo estaba oscuro y lo poco que la luz de la luna alumbraba no era suficiente. Se animó a dar unos pasos, pero se arrepintió cuando topó con algo, tirándolo al suelo, quebrándolo. Su entrada triunfal también había fracasado.

--mierda.

Ella no recordaba eso en ese lugar, Tyler nunca había tenido cosas de vidrio cerca de la puerta. Se agachó y tocó los vidrios, algo le decía que era algo sin importancia, es decir, estaba cerca de la puerta, terminaría cayéndose tarde o temprano.

Tyler salió de su habitación con un bate en las manos y caminó con cautela, había escuchado cuando la puerta se abrió y se asustó cuando algo se cayó y se quebró. Estaba asustado, pero no iba a permitir que se metieran a su hogar y lo robaran. Miró una sobra agachada cerca de la puerta y tomó el bate con fuerza.

--¿quién eres?

Lucy levantó la cabeza y lo miró, ahí, a escasos centímetros de ella, en el mismo sitio en el que lo vio la última vez. Lucy tomó su posición normal y metió sus manos a las bolsas de su chaqueta.

--¿piensas golpearme con un bate?

A Tyler se le cayó el bate de las manos cuando escuchó su voz. Prendió la luz de inmediato y Lucy cerró un poco los ojos. Tyler dejó escapar el aire y su corazón latió como loco, ahí estaba ella, su Lucy.

--no quería asustarte, no sabía que ese jarrón estaba ahí.

Miles de emociones recorrían el cuerpo de Tyler, sentía felicidad, ganas de gritar, quería llorar; su larga espera había terminado.

--estás aquí.

--así es.

Tyler suspiró y se acercó a ella, tomó su cara con sus manos y sus ojos se llenaron de lágrimas. Lucy cerró los ojos al sentir el calor de Tyler en sus mejillas y puso sus manos en las suyas. Tyler la juntó a su cuerpo y la abrazó. Lucy lo rodeó con sus brazos y sus lágrimas salieron, lo había extrañado tanto. Se separaron segundos después y se besaron, como lo hacían cuando estaban juntos en la misma cama.

Samael había salido de su habitación cuando escuchó algo quebrarse, había ido a la habitación de su padre, pero él no estaba en ella. Se fue a la sala cuando escuchó dos voces. Frunció el ceño cuando miró a su padre abrazar a esa mujer extraña, pero sus ojos casi se desorbitan cuando se besaron. ¿Quién era ella?

--¿papá?

Ellos se separaron al escuchar su voz  y su padre lo miró. Lucy se soltó de Tyler y miró al niño. Soltó el aire con lentitud, se había perdido tantas cosas, su hijo ya era grande y se sentía mal por eso. Samael dio un paso atrás cuando sintió una conección extraña con la extraña que había llegado extrañamente a su extraño hogar. Miles de preguntas volaron por su cabeza en escasos segundos. Lucy se acercó a él, había deseado por años tenerlo así de cerca, que ahora que lo tenía, se sentía incapaz de tocarlo. Estiró su mano, tocando levemente la mejilla de su hijo con sus dedos, durante escasos segundos. Sus lágrimas salieron sin aviso y dejó caer su mano.

--has crecido mucho, hijo mío.

Samael contuvo la respiración. Ella era su madre, la mujer que lo había abandonado, estaba ahí, a cinco centímetros de él. Sus ojos se llenaron de lágrimas y miró a su padre, para  después regresar su mirada a los ojos chocolate de su madre. Muchos sentimientos se acumularon en su pecho, quería abrazarla, quería gritarle por haberlo dejado, quería que se fuera y los dejara en paz, pero, sobre todo, quería llorar. Sin embargo, él no mostró ninguna pizca de entusiasmo por verla o algo parecido.

Lucy apretó los labios, Samael la miraba sin ninguna expresión y hasta cierto punto, eso la hizo sentirse un poco mejor.

--lo entiendo, son catorce años mundanos, no espero que me mires con amor. De hecho, el odio es un sentimiento demasiado humano, no deberías sentirte mal por sentirlo.

Samael quiso decirle que no la odiaba, pero su boca no se movió, solo podía verla. Lucy se alejó de él y miró por la ventana, recordando aquellos tiempos cuando dormía en el sillón que antes estaba en ese lugar. Las estrellas brillaban con intensidad y suspiró.

--mi padre está molesto, con todo, Tyler. Arregló mis alas, pero me hizo mierda el corazón. El señor triple D está furioso, es molesto y trató de estrangularme.

Ella se dio la vuelta y miró a Tyler, no quería ser portadora de malas noticias, nunca quiso que su encuentro fuera por motivos peores.

--¿no hay nada bueno?

Ella negó y él solo suspiró, no había podido hacer nada contra aquella amenaza. Las lágrimas de Lucy cayeron, lo había decepcionado.

--perdón.

Ella sollozó y Tyler la envolvió en sus brazos. Samael miraba todo desde su lugar, parecía como si el tiempo no hubiera pasado en ellos, como si nada hubiera pasado. Y eso, hasta cierto punto, lo hizo sentir seguro. No entendía de que hablaban, quien era el señor D, ni mucho menos por qué ella hablaba de alas, pero por primera vez vio a su padre completo. Lucy se separó y limpió sus lágrimas.

--tienen que volver conmigo, ya no están seguros aquí.

--está bien, Lucy, buscaremos una solución, como siempre lo hemos hecho.

Ella asintió rápidamente y puso sus manos en la cara de Tyler, tenía tanto tiempo que no se sentía tan bien. Tyler sonrió a medias y la besó en los labios. Samael miró el pasillo y frunció un poco el ceño cuando miró la puerta de su habitación abierta, él la había cerrado. Dio un paso atrás cuando miró algo moverse.

--¿papá?

Lucy y Tyler lo miraron y antes de él pudiera decir algo, cayó al suelo cuando algo pasó demasiado rápido por uno de sus costados.

SamaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora