PRÍNCIPE DEL INFIERNO PARTE 1

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Lucy despertó feliz, había tenido una noche estupenda y sus buenas ideas no tardaron en brotar; siempre había sido buena con las ideas. Se dio una ducha refrescante y salió de la habitación, dejando a Tyler aun dormido. Caminaba por los pasillos feliz, se sentía como una pequeña niña caminando entre un prado de flores en plena primavera. Sonrió cuando se encontró a Samael a mitad del pasillo.

--hola.

Lo saludó ella. Samael sonrió y bajó con ella al comedor, estaba completamente solo y eso le gustó, ayer no había pasado tanto tiempo con su madre y él, realmente quería recuperar el tiempo perdido entre ellos. Lucy bebió de su vaso y miró a Samael, sus buenas ideas eran con respecto a él y moría de ganas por contárselas.

--se me ocurrió algo.

--¿qué sucede?

--como nuestros lazos están más avanzados y estamos cada día más unidos, pensé que era tiempo de celebrar tu coronación.

Samael entrecerró los ojos un poco, ¿coronación? Eso se escuchaba muy loco, pero a la vez emocionante e intrigante. No había tenido tiempo de pensar en su futura coronación, sin embargo, él aseguraba que tendrían que pasar años para ese momento.

--¿crees que estoy listo?

--por supuesto, todo el infierno entero lo está.

Samael jugó con sus manos, eso solo quería decir que sus responsabilidades tenían que comenzar desde ya y él no estaba seguro de llevar en sus hombros un cargo tan grande. No se sentía listo, aun tenía demasiadas cosas que aprender, no quería decepcionar a nadie, en especial a su madre.

--aaa, tal vez deberíamos esperar un poco más.

--no, es el tiempo correcto.

Samael miró a otro lado, buscando otra excusa para hacer cambiar a su madre de parecer, sin embargo, no le vino nada a la mente, estaba tan asustado que su mente estaba completamente bloqueada.

--no quiero decepcionar a nadie.

--no lo harás.

--es que, no creo estar listo.

Confesó al fin, si no la podía convencer con mentiras, al menos esperaba convencerla con la verdad. Lucy frunció el ceño, era una respuesta que no esperaba y que no deseaba escuchar, suponía que, siendo su hijo, estaría deseoso por tomar su lugar en el trono.

--¿qué te asusta?

--pues todo.

Lucy lo comprendió, Samael pensaba que ahora ella le estaba dejando todas sus labores a él, y no lo culpaba por estar asustado, ella también lo estuvo cuando tuvo que hacerse cargo del infierno ella sola.

--Samael, no tienes por qué preocuparte, solo es para darte un nombramiento, los demás demonios y yo seguiremos haciendo todo, aprenderás poco a poco.

Samael seguía viéndose poco convencido y Lucy no vio otra forma para convencerlo, sino diciéndole la verdad de ese acto. Sabía que no le gustaría lo que iba a escuchar.

--además, es importante que tomes tu lugar, si algo sale mal y algo me llegara a pasar tu...

--no te va a pasar nada.

Dice Samael interrumpiéndola, no lo quería escuchar, se negaba a hacerlo, la simple idea de perderla le aterrorizaba, como el monstruo que vivía en su armario a los cinco años, apenas había conocido a su madre y comenzaba a encariñarse, no quería perderla otra vez, no soportaría perderla por segunda vez. No después de saber como es su voz, como luce, como huele, su mal humor, su buen humor, su risa y la forma en la que complementa a su padre. Lucy suspiró y tomó las manos de su hijo, no era una opción que ella tomara como cierta, pero eran eventos que podían ocurrir, y por eso, quería dejar las cosas en orden.

SamaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora