Ella sonrió feliz y se decidió a arreglarse, tardó todo el tiempo que quiso, quería verse estupenda para esa noche, la coronación de su hijo tenía que ser perfecta. Cuando salió, Tyler entreabrió la boca, había visto a Lucy de mil formas, pero esa noche, se miraba perfecta, decir que se miraba hermosa se quedaba corto. Lucy sonrió al ver la expresión de Tyler y caminó hasta él, besándole los labios.
--¿estás listo?
--sí, desde hace dos horas.
Lucy sonrió y fue en busca de las coronas. Samael se miró por última vez en el espejo y salió de la habitación, no era mucho de fijarse como lucía, pero hoy, quería verse bien, quería que su madre se sintiera orgullosa. Él bajó las escaleras y miró a muchas personas desconocidas, vestidas con sus mejores prendas. Se sintió cohibido y se detuvo en el marco de la entrada. Belcebú se acercó a él cuando lo miró, según los planes de Lucifer, estaban atrasados con diez minutos y eso era algo que él, no podía permitir. Samael le sonrió y Belcebú inclinó un poco la cabeza.
--¿dónde están tus padres?
--en su habitación aún.
--espero que ya estén listos, no quiero ir y encontrarlos como conejitos en plena primavera.
Samael frunció el ceño e hizo una mueca de asco, la conversación de hace unas horas volvió de inmediato, simplemente, el sexo era algo totalmente incómodo.
--no, por favor, no.
Belcebú levantó una ceja, pero no le tomó demasiada importancia, en su punto de vista, los humanos adolescentes siempre son raros, y Samael, para su desgracia, no era la excepción. Acomodó su saco y respiró con tranquilidad cuando miró a Lucy y a Tyler bajando las escaleras, ambos con sus coronas puestas y bien vestidos. Belcebú hizo una reverencia y Lucy sonrió.
--todo está listo, el infierno entero los espera en el salón.
Belcebú se alejó y Lucy tomó la mano de Samael, había esperado ese momento desde que se había enterado de que estaba embarazada. El estómago de Samael dio un vuelco al ver la mirada soñadora de su madre y, entendió que había esperado ese momento desde hace bastante tiempo, simplemente, se sintió emocionado, ya no estaba asustado, quería hacer a su madre feliz y darle lo que tanto había soñado.
--¿estás listo?
--sí.
Los tres entraron al salón y todos los demonios presentes se pusieron de pie, haciendo una reverencia. El corazón de Samael latió desbocado y la boca se le secó, había muchas personas en ese lugar, solo para ver su coronación, se sintió dichoso. Al frente del salón había dos tronos, supuso que eran los de sus padres. Caminaron a un ritmo normal, lo suficientemente rápido para no perder tanto tiempo, pero, lo suficientemente lentos para ser notados. Se sentaron al frente de una mesa enorme, llena de todo tipo de comida. Su estómago rugió, se moría por comer. Lucy dio unas palmadas en la mesa y los demonios tomaron su lugar en la mesa, ella sonrió satisfecha. Algunos demonios comenzaron a servir su comida y cuando sus platos estuvieron llenos, esperaron con paciencia a que Lucy se comiera el primer bocado para después comenzar todos a comer.
--¿estás bien?
Samael asintió ante la pregunta de su padre, él se miraba bien, no estaba impresionado ni nada por el estilo y supuso que, él también había tenido la fortuna de pasar por todo ese espectáculo bien organizado y sin ningún error.
--se lo abrumador que esto puede ser, cuando fue mi presentación me sentía igual, solo que todo fue sorpresa para mí.
--¿en serio?
--sí, tu madre decidió guardarse los detalles hasta el final.
--¿estabas asustado?
--al principio sí, pero después de ver que todos me aceptaban sin ningún prejuicio, me sentí como en casa, supe que quería quedarme aquí para siempre.
Samael asintió y miró su comida, tomó su tenedor y se llevó el primer bocado a la boca. Siempre se preguntaría como es que la comida en el infierno tenía un mejor sabor que la comida en la tierra, teniendo en cuenta que, el infierno es un lugar demoniaco. Cuando terminaron de comer, la música comenzó a sonar y sus padres rápidamente se fueron al centro del salón, donde bailaron un vals que el desconocía. No se perdió ningún movimiento y por un momento, recordó la escena de la cenicienta bailando con el príncipe en el baile donde conocería a la princesa con la que su padre quería que se casara. Varios demonios bailaron con su madre y supuso, que no se podía negar al ser la reina, tenía que complacerlos a todos.
Cuando tuvieron suficiente, sus padres se sentaron en sus respectivos tronos y Samael se quedó parado a lado de su madre, estaba nervioso y comenzaba a sudar. Belcebú salió de entre la multitud y se puso a la vista de todos. Levantó las manos y la música dejó de sonar, los demonios dejaron de bailar y miraron a Belcebú. Él sonrió cuando toda la atención del infierno estaba solo en él.
--esta noche, no solo celebramos la unión de la familia real, sino que, también, celebraremos la coronación de nuestro príncipe. Hoy, nuestro príncipe acepta su lugar en el trono y está dispuesto a gobernar al lado de nuestra reina.
Belcebú guardó silencio y se acercó a Lucy, tomando su mano. Lucy se puso de pie y tomó la corona que sería destinada a Samael, Belcebú le soltó la mano y dejó que se acercara ella sola, no quería robarle protagonismo a su reina. Samael se limpió las manos discretamente en sus pantalones y miró al frente, tratando de parecer sereno y seguro. Su padre se puso de pie y lo tomó de los hombros, haciendo que se acercara más a la multitud, no estaba para nada bien visto que él, siendo el príncipe del infierno, estuviera detrás de todo, menos en su coronación. Lucy acomodó su vestido y sonrió.
--mis demonios, hoy seremos testigos del nuevo reinado de mi legado. Hoy, Samael, tomará su lugar en el trono.
Lucy miró a su hijo y se sintió orgullosa, a pesar de todo lo que había ocurrido en los últimos días, su hijo estaba ahí, dispuesto a tomar sus responsabilidades y ser lo que todo el infierno esperaba.
--te pregunto a ti, Samael, ¿juras respetar y cuidar el trono con honor y orgullo?
Samael pasó saliva y miró a su madre, por un momento se le olvidó como hablar. Miró al público y tomó una profunda respiración.
--lo juro.
--¿juras cuidar el infierno con tu propia sangre?
--lo juro.
--¿juras cuidar de los demonios como cada parte de tu cuerpo?
--lo juro.
--¿juras llevar tu corona con orgullo así tu alma sea arrebatada?
--lo juro.
Lucy sonrió y colocó la corona en la cabeza de Samael, sabía que él no faltaría a su juramento, dejaría el infierno en buenas manos. Todos los demonios comenzaron a aplaudir, felices por su nuevo rey. Samael sonrió e inclinó la cabeza, haciendo que todos los demonios lo imitaran. Belcebú acomodó su saco y miró a Samael.
--Samael Estrella del Amanecer príncipe del infierno. ¡Larga vida a Samael!
--¡larga vida a Samael!
Todos gritaron al unísono y Samael pudo sentir el deseo correr por su cuerpo, nadie le quitaría el trono, aunque eso significara perder la vida.
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Samael
FantasíaESTO ES UNA SEGUNDA PARTE Después de casi 15 años, Lucy regresa a la tierra dispuesta a proteger a su hijo. Samael se encuentra rodeado de una vida perfecta, hasta que su madre aparece en la puerta con una amenaza que el desconocía. Samael descubre...