Lucy salió del castillo oscuro y caminó con una tranquilidad abrazadora, todos estaban menos tensos desde que El Dios De La Destrucción había sido encerrado. Todos habían desayunado con tranquilidad y Samael se había ido con Asmodeo al noveno círculo del infierno, Tyler había salido con Belfegor a arreglar algunos asuntos en la tierra y ella, ahora tenía que reunirse con su padre, el llamado había sido claro. Entró al cielo sin problema y Miguel sonrió al verla.
--Lucy, ¿cómo estás?
--bien.
--¿y Samael?
--mejor que nunca.
--sí, se lo merece, solo es un niño.
--lo es.
Miguel asintió y abrió las puertas, su padre le había comunicado desde temprano que su hermana vendría.
--que tengas un buen día.
Lucy no le contestó, solo lo miró y entró al paraíso. Ella caminó sin prisa, con la mirada de los ángeles sobre ella, como siempre. Le parecía increíble como con el pasar de los años, ellos aún seguían viéndola como si fuera un engendro del mal. Alguien tenía que recordarles que ella también había nacido de la luz. Tocó la puerta del despacho de su padre y entró sin esperar el permiso de él. Su padre miraba por una de las ventanas y posó su mirada azulada en ella.
--¿todo terminó?
--todo terminó.
--imagino que estás conforme con los resultados.
--así es, por fin mi hijo puede tener una vida normal.
Su padre asintió y se dio la vuelta, comenzando a buscar algo entre sus libreros. Lucy se acercó a la ventana, era increíble como su padre tenía la vista hacia todo el universo y un poco hacia los finales del infierno, él tenía todo un imperio a sus pies. Suspiró y miró a su padre, que estaba poniendo la lanza de Longino en la mesa, dentro de una bonita caja de cristal, Lucy frunció el ceño.
--¿para qué sacas la lanza? ¿piensas asesinarme?
Pregunta ella divertida, sin embargo, su padre no la miró de igual forma, para él no era divertido hablar sobre asesinatos.
--no podría hacer eso, hija mía, eres una creación única.
--lo sé, solo estaba jugando.
Su padre no dijo nada, solo tomó la cajita de cristal y se la entregó. Lucy levantó una ceja, pero no la tomó.
--tómala, es tuya ahora.
Lucy frunció el ceño, ¿por qué quería dársela? Si mal no recordaba, él mismo fue el que dijo que ella nunca tendría en sus manos un arma tan poderosa como la lanza de Longino.
--no entiendo.
--estuve pensando mucho sobre esto, y creo que la única persona que debería de tenerla eres tú.
--¿por qué?
--porque es la única arma que puede matarte, eres la única que puede protegerla.
Lucy levantó una ceja y se quedó sin palabras, básicamente le estaba diciendo que, si otro incidente llegaba a suceder con la lanza, sería totalmente su culpa por no cuidarla bien.
--tómala, Luzbel.
Lucy frunció los labios, pero la tomó. Su padre sonrió, y ella pudo jurar que vio una enorme satisfacción en eso, por fin se estaba deshaciendo de todo tipo de problema.
--sé que sabrás donde guardarla.
Ella no contestó, solo dejó la caja en el escritorio y se cruzó de brazos, indignada por lo que su padre estaba haciendo.
--así que, la daga de Laton -dijo el creador, con el fin de tener una conversación con su hija.
--supuse que era un buen uso para el colmillo de Alada.
--planeaste todo demasiado bien.
--sí, lo aprendí de ti, toma todo lo que puedas de tus hijos y crea algo mortífero.
Su padre la miró sin decir nada, su hija nunca le perdonaría el hecho de hacer un arma mortal hacia ella, pero él no lo hizo con mala intención, solo quería enseñarle a su hija que cada acción que ella haga siempre habrá una reacción negativa o positiva.
--no creo que tu hijo se haya sentido usado.
--porque no lo hice, el accedió y antes de que lo preguntes, sí, le expliqué absolutamente todo, lo que podía perder si aceptaba y él, aceptó.
--me alegro.
Lucy suspiró y volvió a tomar la caja de cristal. La lanza estaba en perfectas condiciones, como si Gabriel no hubiera atravesado a Miguel con ella. Dios se dio la vuelta, sabía que su hija se iría en cualquier momento.
--antes de que te vayas, quiero decirte que, necesito ver a tu hijo.
--¿para qué?
--es necesario que lo evalúe.
--¿qué?
--necesito saber que tanto puede hacer y evaluar que no es peligroso para ningún mundo.
--¿qué mierda dices?
Lucy frunció el ceño, su hijo no era peligroso para nadie, solo es un niño, es un buen niño, más de lo que a ella le gustaría.
--es un niño poderoso que no estaba en mis planes, es algo que no está en mis manos y mi deber es evitar catástrofes.
--entiendo, pero Samael es un buen niño.
--no lo dudo, pero es parte de mi protocolo.
Lucy apretó la caja de cristal, odiaba que su padre tuviera razón, Samael era un peligro para los mundos, aunque el fuera un buen niño, tenía que acatar las órdenes de su padre. Suspiró, no le quedaba de otra.
--bien, pero si lo hieres, te patearé las bolas, creador.
Lucy se dio la vuelta y salió del despacho. Dios negó, le sorprendía bastante lo mucho que su hija había aprendido a amar a dos seres humanos, ella resultó ser más de lo que él esperaba. Tenía un alma llena de odio hacia todo lo que le rodeaba y ahora, no solo vivía para ella y el infierno, sino que ahora, vive para su hijo y el padre de su hijo. Una vez más comprobó que, su hija era su mejor creación. Lucy salió del paraíso y entró al infierno, pensando muy seriamente donde metería esa lanza, pero al final, solo decidió tenerla en su habitación, a veces las cosas menos cuidadas son más seguras que las cosas que mejor se cuidan. Malak se puso de pie cuando la vio entrar y Lucy se sentó en su trono, esperando que le dijera su petición. Malak levantó una ceja al ver la lanza de Longino.
--te dio la lanza de Longino.
--sí, el desgraciado ahora quiere que sea responsable de mi muerte también.
--oh, y yo que me sentía mal por llevarme las almas.
Lucy sonrió y cruzó una pierna, dejando la caja de cristal en el piso, que podría pasarle en el piso, que más daba.
--me enteré de que todos tus planes salieron a la perfección. Felicidades.
--ya sabes que yo siempre gano.
Malak asintió y ambos hicieron el conteo de almas recientes que Malak necesitaba para su conteo exacto anual. Cuando Malak se fue, Lucy tomó la caja de cristal y subió a su habitación, puso la daga en uno de los muebles y la observó. Ahora su padre le daba la completa responsabilidad sobre su vida y muerte, algo que había querido siempre, sin embargo, cuando Samael nació, sus deseos habían quedado en segundo lugar, esa lanza había quedado en el olvido. Ahora que tenía en sus manos su propia muerte, se sentía completa y lista para seguir adelante.
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Samael
FantasyESTO ES UNA SEGUNDA PARTE Después de casi 15 años, Lucy regresa a la tierra dispuesta a proteger a su hijo. Samael se encuentra rodeado de una vida perfecta, hasta que su madre aparece en la puerta con una amenaza que el desconocía. Samael descubre...