ÚLTIMOS LAZOS PARTE 2

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Despertó en el paraíso de Lilith y Adán, lo recordaba a la perfección, pero todo lucía diferente, todo estaba manchado. Pronto supo que Adán y Eva ya habían pecado, y se sintió feliz y completo cuando miró a su madre en una de las ramas del manzano, riendo a carcajadas por su nueva travesura. Todo se volvió a poner borroso y se sintió flotando en el espacio, todo estaba completamente negro y se sentía demasiado bien. Pronto se encontraba sentado en frente del trono de su madre, ella estaba sentada en él y miraba a Belcebú con una ceja alzada.

--pues eso, ¡Eva está preñada!

Grita Belcebú llevándose las manos a la cabeza, totalmente sorprendido, no sabía si por las acciones de su madre o por lo que iba a pasar después de eso.

--¿y? al fin descubrieron los placeres carnales, deberíamos estar felices por ellos.

--lo estoy, pero, tendremos muchos problemas con el creador.

--no te preocupes, me haré cargo de eso.

Su madre sonrió a lo grande y todo se volvió a oscurecer. Cuando la luz volvió, se encontraba rodeado de un olor a sal sorprendente, sabía exactamente dónde estaba, ya había estado en ese lugar. Suspiró y caminó hasta el estudio, la puerta estaba entreabierta y asomó la cabeza. Su madre estaba sentada en uno de los sillones, mantenía una pierna cruzada y sus labios pintados de un rojo oscuro formaban una sonrisa cínica.

--entonces, ¿quieres que valla a la tierra a arruinar al pequeño Caín?

--sí, Dios espera que la humanidad sea perfecta, nada envidiosa y para nada ambiciosa, ¿te imaginas el gran impacto que eso tendría en Dios?

--sí, lo imagino, pero ¿para qué lo quieres hacer? La libertad ya la tenemos.

Su madre levantó una ceja y se puso de pie, caminó alrededor del estudio, tocando algunas cosas, para después sentarse en el escritorio y mirar fijamente a Leviatán.

--que poco ambicioso eres, mi querido amigo. La única solución a todo este encarcelamiento es tener a mi padre en la palma de mi mano, él tiene que aprender que no puede hacer con nosotros lo que le venga en gana, también somos seres existentes en el universo y merecemos libertad, cueste lo que cueste.

Ella se levantó del escritorio y caminó hasta la puerta, se detuvo y lo miró una vez más. Leviatán se puso de pie y ella sonrió.

--te aconsejo que lo hagas de inmediato, el niño crece y si queremos que esto funcione, debe de ser lo más rápido posible.

Su madre salió por completo del estudio y todo el recuerdo se comenzó a desmaterializar a su alrededor. Samael cerró los ojos con fuerza y esperó ser lanzado a otro recuerdo. Flotó durante segundos y cuando abrió los ojos, aun se encontraba flotando en la nada, solo podía escuchar susurros sobre la muerte de Ábel y como Caín lo había asesinado. Él supuso que todo había terminado y cuando abriera los ojos nuevamente, se encontraría en los brazos de su madre, dentro del pentagrama, pero no, cuando sus ojos se volvieron a abrir, se encontraba en uno de los rincones del infierno, cerca del abismo, donde se podían observar algunos rayos de luz del paraíso. Su madre estaba ahí y a lado de ella estaba Satanás, él se acercó y se puso a lado de su madre.

--así que, ¿esto está pasando? -preguntó Satanás.

--pasando ¿qué?

--sabes de que hablo.

Su madre soltó una pequeña carcajada burlona y soltó aire. Retiró su chaqueta y puso sus manos en su vientre. Samael entreabrió la boca cuando la miró, era él, aun dentro de su madre, siendo un bebé de aproximadamente de cinco meses de gestación.

--supongo que sí.

Satanás sonrió y desabrochó su saco, para después meter las manos en las bolsas de sus pantalones de vestir.

--¿eso querías? ¿crear al anticristo?

--¿qué?

--sabes a lo que me refiero, tu sabías perfectamente que la combinación de tu ADN y el de un humano es...

--¿estás insinuando que lo hice a propósito?

Su madre pregunta indignada y cubre su vientre con la chaqueta. Mira a Satanás con rabia y él levanta las manos, dando a entender que su intención no es hacerla enojar o algo por el estilo.

--solo digo que, es demasiado extraño.

--no, Satanás, no es extraño, me enamoré de un humano y me embaracé, es lo que sucede cuando se tiene sexo con amor.

--¿sexo con amor?

Satanás soltó una carcajada y su madre puso los ojos en blanco, tratando de tragarse todas sus malas palabras. Pero Samael sabía que ella era incapaz de comerse sus palabras.

--bien, así que quieres que las cosas sean así, está bien. No te culpo por no entenderlo, eres un demonio que no conoce el amor, el claro ejemplo es tu bastardo con tendencias suicidas, tal vez si tú lo hubieras cuidado bien o simplemente le hubieras dado atención, tal vez ahora seguiría vivo.

Su madre guardó silencio y sonrió con satisfacción ante sus palabras, no le importaba si lo lastimaban o no.

--no te preocupes, no haré lo mismo que tú, y si piensas que mi intención era crear al destructor del mundo, estás totalmente mal y sabes que crear blasfemas ante mi persona es bárbaro. Su creación no es para destrucción, solo es un bebé que llegará para formar parte de la corte infernal.

--¿piensas enseñarle tu oficio?

--por supuesto que sí, es mi primogénito.

Satanás asiente y evita mirar a su madre. Samael sonrió, saber eso lo hacía sentir demasiado bien y querido.

--no quise insinuar eso, simplemente me pareció perfecto traer a la vida al anticristo, es poderoso.

--lo es, pero no para los fines mencionados. Algún día, el niño nacerá y crecerá, y si te escucho mencionar algo sobre que llegó a la vida a causar destrucción, te asesinaré, Satanás, en serio lo haré, no lo dudes.

--no lo dudo.

Satanás la miró y ella sonrió. El recuerdo se distorsionó y el comenzó a caer, estiró los brazos, tratando de sostenerse en algo imaginario. Soltó un grito y abrió los ojos. Se sintió aliviado cuando miró los ojos de su madre y sintió sus dedos acariciando sus mejillas.

-¿estás bien?

--sí...

Lucy sonrió y lo ayudó a ponerse de pie, se talló los ojos mientras su madre apagaba las velas, se sentía un poco somnoliento. Le tomó la mano y comenzó a guiarlos por los pasillos oscuros del vaticano, algún día le gustaría regresar, con luz y fisgonear. En cuestión de minutos, ya estaban en el infierno. Lucy cerró el portal y Samael suspiró, quería hablar del último recuerdo.

--entonces, ¿soy el anticristo?

Lucy suspiró y abrió las puertas del infierno, sabía que ese recuerdo llegaría y que él le preguntaría tarde o temprano, era inevitable.

--así es.

--entonces, ¿soy malo?

--no, Samael, no eres malo, eres el anticristo, pero tu función no es ser el anticristo. Tienes mejores cosas que hacer que ser el anticristo. Mi intención nunca fue criarte para eso, tu naciste para gobernar el infierno, mereces mucho más que solo causar destrucción en la tierra.

Samael asiente y le cree, su madre no tenía por qué mentirle, de ser así, estaría siendo entrenado para terminar con todo lo bueno y hermoso de la tierra. Lucy sonríe y le acaricia la mejilla, entrando al infierno, listos para dar el siguiente paso.

SamaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora