LA DAGA DE LATON PARTE 2

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Lucy había llegado al limbo, hizo una mueca de dolor, su ala un estaba lastimada. Hizo una mueca de asco al mirar a su alrededor, todo era horrible en ese lugar. Sin embargo, no se quejó, no en voz alta, solo venía por una cosa y después se largaría, para nunca más volver. Caminó con cuidado y miró a un montón de almas vagando sin ningún objetivo, como si estuviera en The Walking Dead.

--¿alguno de ustedes ha visto a una alma reciente?

Nadie la miró ni nadie contestó, todos seguían caminando a su alrededor, como si ella fuera la infección en ese lugar. Nunca en su vida se había sentido tan ignorada y eso la ofendió bastante, si tuviera el poder absoluto de ese lugar, los habría castigado de una forma muy poco amigable.

--yuju, estoy aquí.

Ella movió sus manos en todas direcciones, pero todos siguieron ignorándola. Lucy puso los ojos en blanco, en serio odiaba al hijo de Satanás, la estaba haciendo hacer cosas que realmente no quería hacer, como, por ejemplo, ir al limbo, a nadie le gustaba el limbo. Suspiró y dio unos cuantos pasos, intentando buscar a un alma agradable que contestara a su pregunta, pero tropezó con algo, haciéndola caer de rodillas, sus pantalones se rasgaron de sus rodillas y estas sangraron. Miró al frente de mal humor, ese lugar era una mierda.

--bien, váyanse todos a la mierda.

Ella se puso de pie e hizo una mueca de dolor, definitivamente, ese no era su día. Levantó una ceja cuando todas las almas comenzaron a correr a su alrededor, como si huyeran de algo, lo cual le parecía demasiado estúpido, lo más peligroso que pudiera haber en ese momento en ese lugar era ella. Una enorme sustancia pegajosa calló cerca de sus zapatos y ella frunció el ceño. ¿Qué mierda era eso? Ella se agachó un poco y lo tocó, puso una mueca de asco y se limpió en su ropa, ¿qué era eso? ¿baba? Algo caliente chocó con su espalda y miró a su alrededor, topándose con una bestia espantosa, con dientes grandes y filosos, tenía dos cabezas y parecía estar muy enojado.

--mierda.

Todos charlaban felices en el castillo oscuro. Lucy venía furiosa y demasiado adolorida, había tenido que luchar contra esa bestia, la había dejado lastimada, la había tratado como una muñeca de trapo. Sintió envidia cuando miró a los demonios felices y sin ninguna preocupación, sin ninguna herida o fractura. Todas las miradas se posaron en ella cuando entró, venía con la ropa rasgada y algunos rasguños, le sangraba la nariz, estaba cubierta de tierra y una de sus alas venía más caída que la otra.

--¿por qué nadie me dijo que había un maldito monstruo devora almas en el limbo?

Preguntó ella ofendida, recordaba que esas bestias existían, más nunca supo donde su padre las había puesto, lo había descubierto de una forma muy desagradable.

--mierda.

Dijo Belcebú en respuesta, todos se pusieron de pie y Lucy se sentó en uno de los sillones. Ella gimió de dolor y se tomó el brazo, su ala la estaba matando. Tyler se acercó a ella y la tomó de la mejilla, se veía bastante lastimada y él se preocupó.

--¿estás bien?

--sí, mierda, me he encontrado peor.

Dijo ella tratando de poner una sonrisa en su rostro, no quería preocuparlo, o al menos más de lo que ya se encontraba. Belcebú tomó unas tijeras y cortó su blusa, dejándola solo en sostén. Ella volvió a gemir cuando Belcebú movió un poco su ala para mirar mejor su herida, él puso una mueca de desagrado y buscó a Belfegor con la mirada.

--esto se ve espantoso, llama a Miguel, él sabrá qué hacer.

Belfegor salió del castillo oscuro y Lucy pasó saliva, llamar a Miguel solo significaba una cosa; era más delicado de lo que ella había pensado.

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