16. San Valentín

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❝Capítulo dieciséis: San Valentín❞

...

Sábado 14 de febrero


— Lily, no quiero despertar — contestó la joven, en respuesta al almohadazo que le había dado su roomie.

— ¡Es 14 de febrero! — habló la pelirroja emocionada.

— ¡Que bien!, ¡me divierte! — respondió la joven con ironía, aún echada en su cama.

— ¿Qué harás hoy?, yo la pasaré con Severus, aunque James me invitó, pero, siento que cada vez se vuelve más insoportable, no sé cómo a ti no te parece así — le habló la pelirroja algo disgustada.

— Si, si, que bien — respondió la muchacha, aún adormilada.

— ¡Despierta! — exclamó la ojiesmeralda, mientras le lanzaba otro almohadazo, con el cual, la joven despertó completamente, claro, cayéndose de su cama.

— ¡Lily! — exclamó — ¡Auh! — se quejó.

— No ibas a despertar, luego, cuando te levantaras más tarde, vendrías a quejarte conmigo por no levantarte, de nada y adiós — con esto, la pelirroja salió de la habitación.


La joven, aún en el piso, que, si fuera por ella, dormiría ahí, e iba a hacerlo, pero, un pequeño hurón le lamió la cara.

— ¡Gryffin! — volvió a exclamar ella — No, Gryffin, no — habló esta vez riendo — ¡basta! — está lo movió hacia un lado y acto seguido, se limpiaba la cara.

Después, se paró y vio la hora, el reloj marcaba las 09:45 am, la joven pensó que era tarde, demasiado para ser ella, pero era sábado y ese día no habría clases, así que se tomó todo el tiempo del mundo para ducharse y cambiarse, luego para elegir el suéter del hurón, que al final fue uno rojo, y cuando ya decidió que era hora de no perder el tiempo, bajó a encontrarse con sus amigos.

— ¡Hasta que por fin! — esta voz hizo que un escalofrío corriera dentro de ella, la había asustado — te demorabas una eternidad, tanto así que fui el único que te esperó — terminó de hablar un ojigris.

La joven se dio la vuelta encontrando a un azabache despeinado, con un suéter negro y un pantalón jean, que a decir verdad le quedaba muy bien, culminando con su presentación, unas hermosas flores blancas en sus manos, al parecer estas se las entregaría a su amiga.

— Para ti, mademoiselle, feliz día de la amistad — habló, entregándole las hermosas flores blancas.

— Siriusin, gracias, pero no debías arrancarlas — contestó la joven con gracia.

— No las arranqué, las compré — respondió este hacia la acusación de la joven, la cual iba a hablar, pero un azabache la interrumpió — ¡Gryffin! — exclamó emocionado al ver al pequeño hurón, no bastó mucho para que este estuviera en los brazos del ojigris.

— ¿Los demás? — preguntó la muchacha.

— En el comedor — respondió con tranquilidad — yo fui el único que te esperó, soy tu único verdadero amigo — terminó de hablar dramático.

— Ay Siriusin, si lo eres — la joven le siguió el juego. — así que, único verdadero amigo, tengo hambre —

— Yo también, pero llevaremos a Gryffin, no quiero que mi ahijado se quede solito — se expresó en tono protector, algo que le causó risa y ternura a la joven.

— Perfecto, entonces hacia allí — fue lo último que dijo ella.

Juntos se dirigían hacia el gran comedor, esa noche, a petición de la profesora Sprout, habría un banquete, por el día del amor y la amistad.

Mientras pasaban, todo era un caos amoroso, gente de aquí para allá con cartas, rosas, chocolates y pequeñas criaturas que cantaban canciones. Creyeron que eso sería lo máximo, pero tuvieron que considerarlo, ya que, a estos dos, ni bien miraban los que entregaban las cartas, se les acercaban rápidamente.

El principio es el fin y el fin es el principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora