24. El Hufflepuff más perfecto de todos

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— Tengo sueño, demasiado — dijo la joven Gryffindor mientras estiraba sus brazos en la mesa.

— ¿No has dormido bien? — preguntó Sirius algo preocupado.

— No hemos dormido, es su culpa — habló Nathan mientras llegaba y se sentaba a su costado.

— ¡Es tu culpa!, yo no tuve la maravillosa idea de ir a las cocinas.

— Pues yo no te di la idea de seguirme — completó mientras daba un bostezo.

— ¿Qué pasó? — preguntó nuevamente el azabache.

— Nos quedamos encerrados en las cocinas, ningún elfo trabaja en la madrugada — respondió la Gryffindor mientras acomodaba su cabeza en el hombro del Hufflepuff.

— ¿De las cocinas han venido para aquí? — preguntó Peter.

— No, nos retiramos a nuestras salas comunes — contestó Nathan bostezando otra vez y acomodándose mejor en el lugar, acto que hizo que la cabeza de su amiga cayera de allí.

— Nathan... — replicó con algo de molestia, claro que fue en voz baja, ya que, no tenía fuerzas para gritar o similar.

Sirius aprovechó el momento para caminar rápidamente y llegar al costado de su amiga.

— Apóyate aquí, yo si sirvo como almohada — bromeó, para luego, sentir el peso de la cabeza de la joven.

— Y por esto te amo, Siriusin — dijo la joven antes de caer por un pequeño momento en los brazos de Morfeo.

Las palabras "Te amo" por parte de la Gryffindor hacia Sirius causaron un gran efecto en él, efecto que tan solo pudo notar Remus, confirmando sus sospechas, las cuales eran de que Sirius verdaderamente se había enamorado.



...



— Hace tiempo que no hacemos una broma — habló James mientras sacaba su cuaderno especial, en el cual, este, anotaba todas las ideas para bromas.

— Solo han pasado dos semanas — mencionó el rubio oscuro.

— Pet, dos semanas es demasiado — completó el azabache, mientras observaba que su amiga se había dormido en su cama — pero creo que puede esperar, no debemos planear una broma sin ____, y ella, esta dormida.

— Pero si ir revisando algunas, tomen — mencionó el castaño mientras le pasaba el libro de bromas.

Y así, los amigos fueron anotando, sugiriendo y revisando bromas, para que, cuando su amiga despertase, les mostraran algunas ideas y entre todos, eligieran alguna para hacer.

El principio es el fin y el fin es el principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora