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La primera vez que sus bocas se habían juntado realmente había sido largo el encuentro entre ellas.
Un beso cargado de amor y pasión, se besaban como dos enamorados y lo seguían haciendo, por más de 3 minutos, lo estaban disfrutando bastante.
Minho guiado por la pasión del momento besó su cuello, mordió y lamió su joven piel mientras sus grandes manos acariciaban su suave espalda.
Todo era locura para el mayor, Jisung era tan delicioso, se dio cuenta que era el hombre al que más amó en toda su vida y que ya no lo podía dejar ir.
Se miraron a los ojos mientras se acariciaban, quedando sus bocas una frente a la otra, sintiendo el aliento el uno del otro al respirar, algo agitados porque se estaban empezando a excitar y querían más que sólo probar sus bocas.
Pero la siguiente acción de Han fue rodear sus brazos en su cuello y esconder su rostro allí.
-Quedémonos un rato así..
Lee sonrió, sabía que el menor era virgen y quería ir con calma, claro que lo respetaría, por ahora.
Desea mostrarle el verdadero placer del amor cuándo sus cuerpos se junten en uno.
Deseaba terriblemente hacerle el amor.
El ex agente colocó sus manos en sus caderas para apartarlo un poco y hacer que el menor lo mirase, sus ojos se conectaron en segundos.
-Dios, eres hermoso. -Susurró dejando un pequeño beso en sus rojizos labios.
Han rió ligero devolviéndole el beso en un piquito.
-Esta situación me avergüenza un poco.
-¿Porqué?
Jisung no respondió, su cabeza giró un poco y Minho supo al instante a que se refería. La cámara de seguridad de la habitación.
-Está apagada, todas las cámaras de esta casa lo están. -Dijo y rió al ver la expresión de alivio de Jisung. -¿Eso te preocupó? -Jisung formó un puchero rodando los ojos. -Si vos fuiste quién se me subió encima primero.
Y sin duda, Lee recibió un golpe en su hombro al instante por parte del menor quién había abierto sus ojos y su boca sorprendido al oír sus palabras.
-Idiota..
-No haré nada que tú no quieras, ¿Oíste? -Dijo hablando ahora con seriedad.
Han esbozó una suave sonrisa y asintió apretando un poco su labio inferior.
-Me gustas, Minho, me gustas demasiado.
Hermoso eres realmente hermoso.
Poco a poco fueron juntando sus bocas de nuevo, empezando a saborear sus húmedos labios, encajan tan bien unidos que parecía que estaban hecho el uno para el otro, perfecta sincronía de sus movimientos, iban lento pero lo hacían muy apasionadamente.
