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Jisung se terminaba de arreglar colocando su última prenda superior, una blusa ancha de color naranja mientras se acomodaba su flequillo rubio con sus dedos.
Su vestimenta no era para nada una casual, estaba muy bien vestido para la cita que tendrán en tan sólo unos pocos minutos, una elegante cena con pedido de comida superior.
Al salir del baño se topó con la mirada del mayor, y vaya que no pudo evitar conectar más con su cuerpo que con su rostro.
Parece que tomó esto de la cita más seriamente que el.
Estaba realmente vestido de traje negro, una camisa blanca debajo, haciendo de su cuerpo una figura muy envidiable por lo notable y trabajado que estaba, bastante glamuroso, con corbata y zapatos de cuero negro, anillos de plata y aretes circulares blancos, con su cabello anaranjado tirado hacía atrás algo mojado y desparramado pero perfectamente prolijo visualmente.
Demonios. Este secuestrador era malditamente ilegal.
Jisung desde el primer día en que vio su rostro en su habitación se había admitido que éste chico lo podía traer completamente loco, y parece ser que ese pensamiento sigue siendo estable a pesar de sus actos paranoicos porque no dejaba de temblar del nerviosismo y su corazón raramente palpitaba a una rápida velocidad.
Que estúpido.
El pelinaranja sonrió de lado alzando una de sus manos a su dirección invitándolo a que la tomara.
Desgraciado.
Han no pudo evitar rodar los ojos mínimamente por perder, si, por haber perdido ante su presencia, se acercó a el colocando su mano arriba de la suya mirándolo a los ojos, Lee sin algún titubeo entrelazó sus dedos con los de los contrarios aún con la mirada detenidamente en sus iluminados ojos avellanas.
Han apretó sus labios desviando un poco la vista, esto se estaba volviendo algo incómodo, se ganó un guiño por parte de Lee haciendo que abriera un poco los ojos y baje la mirada instantáneamente, lo oyó reír y segundos después estaba siendo llevado hacía la mesa.
La sala estaba nada más que iluminada por las velas que estaban en algunos lugares de la casa colocados como adornos en muebles y algunos en la misma mesa en dónde cenarán, creando una luz tan brillante y amarillenta cómo el cálido y relajante sol del amanecer.
¿Esto siempre iba a ser así?
Diría que fue una idea demasiado arriesgada para el confundido corazón de Han.
Este mismo juego estaba siendo llevado por dos protagonistas y parece ser que Lee fue el victorioso en el día de hoy.
-¿Te gusta? -Preguntó Lee una vez que se sentaron en un tono suave y con la odiosa sonrisa aún plasmada en sus labios.
-S-Si, veo que te has esmerado de verdad. -Respondió.
