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Minho terminaba de darse una ducha fría para quitarse el sudor del entrenamiento mientras que Han estaba en la habitación echado en la cama.
Pensando, Jisung siempre estaba pensando.
El rubio sacó sus manos detrás de su cabeza y alzó su mirada a la puerta cuándo fue abierta, Lee ingresó al cuarto con nada más y nada menos que un pantalón grueso y botas, su pecho estaba completamente desnudo, dónde aún se le podían notar las venas duras y salidas y todo su cuerpo meramente marcado de tan sólo haber terminado hace unos minutos los ejercicios.
En sus manos cargaba una toalla blanca dónde se masajeaba la cabeza con ella secándose así su cabello pelinaranja a paso que se acercaba a su ropero para buscar allí un cinturón, dejó la toalla en una silla que se encontraba en el rincón para colocarselo más cómodamente.
Suspiró y ladeó un poco su cabeza mirando de reojo a Han mientras se colocaba ahora unos pendientes circulares en su oreja y sonrió con algo de lamento.
-Lo siento.
La repentina confesión de Lee hizo sorprender al rubio quién ahora se encontraba sentado en la cama con sus pies en el aire ya que no alcanzaba a tocar el suelo, con sus manos juntas mientras se acariciaba sus propios dedos, mirándolo detenidamente apretándose los labios.
-Lo siento Han, no quería gritarte.
-Se que lo sientes, tampoco fue mi intención llegar a ser tan insistente.
-Pero te es inevitable no serlo y lo entiendo.
Jisung sonrió a medias asintiendo lentamente, no dudó en corresponder a los brazos de Minho cuándo éste se le acercó con la intención de abrazarlo, ambos ahora mismo se sumergieron en un muy cálido y sincero abrazo.
Minho se subió encima de Han, a lo que éste no le reprochó nada.
Se estaban mimando sin pedírselo, sin tener un permiso, una aprobación de antemano, eran concientes de cada una de sus acciones, pero ninguno de los dos decía nada respecto a eso.
Se sonrieron, Han mostrando una sonrisa más tímida, mientras que Lee, no lo paraba de admirar en silencio, ya que su rostro típicamente serio diría lo contrario. Pero Jisung, ya lo conocía muy bien.
-¿Todas estas casas a las que me traes son tuyas?
-Si.
-¿Porqué tienes muchas?
-Todas eran casas abandonadas.
-¿Esta también lo es?
-Si, es la última que me quedó y es en la que más suelo venir.
-Entonces.. Algunos objetos que hay en la casa serían de tus pertenencias ¿No?
