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-La desaparición de uno de los hijos de Han Chan y Han Jennie, una de las familias mas ricas de la ciudad, ha dejado a docenas de personas con más miedo de lo normal, la gente definitivamente no quiere salir de sus respectivos hogares.
-...Según los dichos de sus padres, su hijo Han Jisung de tan sólo 20 años, ha sido secuestrado por el mismo psicópata de hace años y del que recientemente ha matado a una familia y a robado todas sus pertenencias, su madre ha declarado que el chico tenía dos armas de fuego, una de ellas estaba descargada, y la otra la utilizó para disparar sin ningún titubeo al señor Han en la parte baja de su rodilla, ahora mismo está siendo operado con urgencias en el hospital Wesley dónde ahora mismo nos encontramos, tengo a mi lado a una de las víctimas del horrible suceso trascurrido hace sólo 2 horas atrás, Han Jennie, madre del chico secuestrado, quién nos dirá algunas palabras.
-¡Es el, el muchacho es el mismo psicópata del que se está hablando todo el momento, lo tiene, tiene a mi hijo, por favor encuéntrenlo, en cualquier momento me lo puede arrebatar de las manos e-ese maldi-
Minho apagó la televisión y suspiró fijando ahora la mirada en Jisung.
-Podrás ver la televisión cuándo quieras.
No hubo respuesta.
-Jisung, mírame. -Se acercó a el y tomó suavemente sus mejillas para lograr que conecte su mirada con la suya, pero este la desvió.
-Heriste a mi padre, ¿Eso si lo querías hacer? Ni siquiera me has dejado verlo.
-No tuve otra opción. -Se levantó. -Iban a llevarte de vuelta y no lo puedo permitir, luego lo sabrás todo, las piezas del rompecabezas se van a unir, y todo se va a aclarar.
-Solo eres un mentiroso y un maldito secuestrador.
Minho lo fulminó con la mirada.
-De acuerdo, vamos a poner algunas reglas.
Jisung alzó una ceja divertido, quién diría que molestar al muchacho sería algo bueno, acabar poco a poco con su paciencia suena bien.
Esto es tratar de sobrevivir o morir en el intento, y a estas circunstancias el rubio está dispuesto a arriesgarse por las dos opciones.
-¿Reglas? ¿De qué hablas? -Preguntó Han.
-Escucha, por empezar, aquí quién manda soy yo, así que me respetas, segundo, te alimentaras bien para que te encuentres saludable, tercero, a partir de ahora nada de llamadas y mensajes con tú celular, lo tendré yo, lo único que verás es la televisión, y por último, te quedarás todo el momento en esta nueva casa hasta que yo decida sacarte de aquí, faltará mucho para que eso suceda, te sugiero que vayas acostumbrándote.
-Me da igual. -Únicamente dijo.
El pelinaranja rió mínimamente ante su respuesta.
-Mira, si te portas bien, te daré acceso a otro teléfono que yo te daré, y podrás llamar y mandar mensajes con una sola persona, la que quieras, pero ten en cuenta que yo siempre te estaré vigilando, nada de trucos, ¿Te quedó claro?
