Dos días después, Edel se despide de la anciana Frederika, la cual le había comentado cosas sobre su madre y había podido descansar y comer bien.
Agradecidos con el destino por haber llegado la carta de su madre a sus manos y después de tantos años haber descubierto la verdad de que su madre dió su vida por él, y no lo que siempre le ha contado su padre, sintió que se había quitado un peso de encima y atrás quedó las humillaciones y palabras maliciosas de su padre.
En esos momentos, pensaba de otro modo. Poder encontrar trabajo y poder casarse con la mujer adecuada para formar un hogar.
Para Edel, eso es lo más importante, ni el dinero y ni querer aspirar a tener privilegios le hacen feliz.Comenzó su camino dirigiéndose a una pequeña plaza donde todos los días se reunían hombres y mujeres para ir ha recoger la cosecha y así tener el suficiente dinero para poder tener un invierno bastante bueno.
Edel se para en la última fila observando a su alrededor la multitud de personas que al igual que él esperan para ir a trabajar.
Varios hombres subidos a sus caballos comenzaron a elegir a varios grupos de personas, donde a pie debían de caminar hasta llegar a las grandes fincas de sus patrones.
Edel comenzaba a desesperarse, había intentado abrirse paso entre la gente para acercarse hasta el capataz para ser elegido, pero no tuvo suerte.
Estaba molesto y muy enfadado por no haber podido conseguir trabajo.
Un muchacho de su edad, se acerca hasta él preguntándole que es lo le ocurre.— Maldita sea, no tengo suerte en que me elijan para poder trabajar. Estoy harto de caminar por distintos pueblos y ciudades y no obtener nada.
— No te preocupes amigo. Si sigues interesado en querer trabajar en el campo ven conmigo. Yo mismo te presentaré al capataz de la finca del duque Floriak, donde yo trabajo desde hace años. De hecho, toda mi familia ha estado trabajando recogiendo la cosecha y cuidando las tierras del duque.
— Disculpa, no me conoces. ¿Porqué quieres ayudarme?
— Te vi en la pensión de mi tía Frederika, ella me habló de tí y me pidió que te ayude. Y aquí estoy, dispuesto para ayudarte. Por cierto, soy Johan, mucho gusto en conocerte amigo. — Edel apretó su mano con el joven tan amable.
— Soy Edel, le agradezco mucho su ayuda.
— No debe de agradacemerme nada. Ven, tenemos días de camino hasta llegar a mi hogar. Allí descansaremos y después te llevaré ante el capataz, pero eso sí, debes de entrarle por el ojo derecho, es un hombre muy poco amistoso y rudo.
— Haré todo lo que pueda para que vea en mí un buen trabajador.
— Venga pongámonos en marcha. Yo llevo comida y agua. Nos espera un largo viaje. — Johan y Edel no tardaron en ponerse en marcha dirección hasta una pequeña aldea donde apenas vivía personas, las pocas familias que aún estaban viviendo allí, eran porque debían de cuidar de sus granjas, otras tuvieron que abandonar sus hogares buscando en la ciudad una mejor oportunidad para vivir sin pasar tanta hambre.
Durante los días que tuvieron que caminar hasta llegar a su hogar, Johan y Edel se conocieron mejor dando por hecho que su amistad era sincera.
Al llegar a la pequeña aldea, donde había pocos campesinos, Johan guió a Edel hasta su pequeño hogar donde vivían sus padres y hermanos.
Johan fue recibido con una calurosa bienvenida por parte de su familia.
Pero tenían un problema, no tenían espacio suficiente como para que pudiera quedarse a dormir.
Por lo que Johan, nada más ocultarse el sol, lo llevó hasta la casa se su tío Thomas.
El muchacho le contó lo ocurrido con Edel, el granjero le extendió su mano y le invitó a pasar a su hogar donde podría descansar hasta volver a iniciar su viaje.— Muy amable por darme alojamiento. Dígame qué puedo hacer para pagar de alguna manera mi alojamiento.
—No te preocupes muchacho, usted solo debe descansar, pronto deberá partir de viaje. No sé preocupe, es nuestro invitado y cual debemos tratarlo como se merece. — Edel se sintió muy agradecido con Thomas por su manera de comportarse con él.
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El Noble Sentimiento#PGP2021
RandomEl conde de Wegner tenía todo en la vida hasta que la inesperada muerte de su esposa transforma de algún modo su vida. Con un hijo a su cuidado, el conde culpa de toda su desgracia a su hijo el cual siendo inocente, deberá cargar con el resentimient...