Capítulo 16

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Nada más enterarse de lo sucedido, el profesor Frinn fue hacia la comisaría para sacar a Edel del calabozo pagando algunas monedas.
De camino a casa, el profesor Frinn le invita a Edel a beber unas pintas en la primera taberna que se encuentran.
Con unas jarras grandes delante de ellos, Edel bebe varios tragos seguidos fijando sus ojos en el vacío.
Preocupado, el profesor Frinn habla con él, pidiéndole una explicación a su comportamiento.
Edel le cuenta lo sucedido, con el profesor Frinn no tiene secretos, su confianza le lleva a contarle lo profundamente enamorado que está de Marie.
Durante un momento el profesor Frinn guarda silencio, algo que le preocupa a Edel.

— Edel, escúchame con atención. Antes de nada debes hablar con ella pidiéndole que te dé una aclaración del porqué te ha hecho esto. Pero, querido muchacho, estamos refiriéndonos a una cortesana. Siento decirte esto Edel, pero es mejor que te alejes de ella.

— No lo haré. La amo demasiado y no me importa nada, ni la fortuna de mi padre. Quiero estar con ella, irnos lejos donde nadie nos conozca y comenzar nuestra vida juntos.

— Eso es lo que tú deseas muchacho, pero...¿Ella quiere lo mismo? — Edel permanece callado unos largos minutos sin saber que responder, pues el tiempo que lleva conociendo a Marie jamás ha escuchado de sus labios que desea casarse con él.

Abatido, y bebiendo el líquido amargo de un solo trago, Edel pide que le sirvan otra pinta, de algún modo el alcohol le hará de olvidarse por un instante de sus problemas.
El profesor Frinn le impide que siga bebiendo y tras pagar se marchan.
Edel pide al profesor Frinn estar solo, éste, no muy conforme hace lo que le pide. Se marcha quedando en verse por la tarde.

Edel empieza a caminar por la calle sin rumbo con sus manos metidas en sus bolsillos y sus ojos puestos en la calzada.
Sin darse cuenta, se encuentra parado enfrente del orfanato.
Algo inseguro, camina hacia dentro del edificio en ruinas donde hay demasiados niños para tan poco espacio.
Edel pregunta a una monja por Kristen. La monja busca a la pequeña, la cual nada más ver a Edel llena de júbilo corre hasta él para rodearle por su nuca besando su mejilla.

— ¿Y mi madre? — Pregunta la pequeña mirando para todos lados.

— He venido yo solo. ¿Te importa si salimos a dar una vuelta?

— No. Pero no sé si mi madre querrá que me vaya contigo. — Abochornada, la niña mira al suelo. Los pulgares de Edel rozan ligeramente su barbilla haciendo que sus ojos se encuentren. Una mirada clara como el azul y unos preciosos ojos castaños inocentes hacen que confíe en él.
Pidiendo permiso a la monja, Edel sale a pasear agarrado de la mano de Kristen.

— ¿Quieres ir al parque del centro? Aún está el tiovivo. — Propone Edel a Kristen que tan feliz con la idea de poder jugar fuera del orfanato grita entusiasmada que si.

La alegría de la niña es contagiosa, tanto como para hacer que durante horas, Edel se lo esté pasando bien con ella olvidándose de todo.
Le había comprado algodón de azúcar, una bolsa de chocolates y habían comido un pequeño bocadillo cerca de un estanque donde había algunos patos.
Era la primera vez que Kristen estaba en compañía de alguien que no fuera su madre.
Por eso, cuando  tuvo que despedirse de Edel sintió ganas de llorar.
Al ver una pequeña lágrima recorrer su mejilla, con delicadeza Edel,  se la limpia prometiéndole volver a buscarla para pasar otra tarde juntos.
Una sonrisa inocente, una expresión en dos ojos inofensiva y un simple beso en su mejilla alegreron el corazón de una niña que desde siempre ha estado encerrada en el orfanato, obediente a las órdenes de las monjas, comiendo lo justo, viendo como algunas de sus amigas salen con sus nuevos padres del lugar y ella va creciendo y aprendiendo cosas nuevas. Una de ellas, es querer estar cerca de su madre, pero ya había aprendido a vivir en el orfanato y verla una vez en semana.

El Noble Sentimiento#PGP2021Where stories live. Discover now