Los años habían transcurrido demasiado rápido.
El pequeño Edel se había convertido en un niño de cinco años muy noble.
Sus ojos azules tan parecidos a los de sus madre hacía que su padre lo despreciarse aún más.
El niño estaba siendo criado por su tía y educado en un colegio solo para niños manteniéndolo alejado de él.
Raphael miraba como el gran jardín de su casa está blanco.
La noche anterior había estado nevando y el frío en la calle era más que notable.
Desde una de las ventanas que daba al salón, Raphael veía como su hijo jugaba solo.
Apenas tenía amigos con quién jugar. El único amigo con el que le permite jugar es con Conrad, el hijo menor de la cocinera.
Desde que nació su hijo, el conde había instalado en su corazón una puerta de acero para no darle cariño a su hijo. A pesar de los intentos del niño por querer acercarse hasta su progenitor, más borde y descortés se comportaba con su hijo.
Hasta el momento no le había demostrado ni una pizca de cariño. Solo respecto enseñándole obediencia.
Para su mayor desilusión, Edel no era un niño hermoso. Tenía el cabello castaño rizado, y no había desarrollado la belleza de su madre. Era feo y muy poca cosa. Malhumorado se voltea mirando con desdén a su hermana, la cual se instaló a vivir en la gran mansión para cuidar personalmente a su sobrino ofreciéndole un poco de cariño.-— Sigues sin querer darte la oportunidad de querer a Edel. -— Dejando la bandeja de plata con café encima de una mesa pequeña, Amélie se sienta en el borde del sofá sirviendo el café.
-— Edel es mi hijo. Pero no puedo aceptar que perdí para siempre a su madre por su culpa. Si los médicos hubieran hablado conmigo, con los ojos cerrados hubiera decidido que viviera mi amada Emma. Me hubiera dado igual no tener hijos, para mí, ella era lo más importante.
— Por ese motivo debes de amar a Edel, él es lo único que te queda de ella. Emma tuvo que morir porque así Dios lo quiso. ¿Pero qué culpa tiene este pequeño angelito? Hermano, me duele mucho ver cómo rechazas todo el tiempo al niño. Él llora porque desea que lo quieras.
-— Jamás. Nunca voy a querer al causante de haber provocado la muerte de mi esposa. -—Amélie sacude la cabeza dejando por imposible a su hermano.
Aún no podía explicarse porqué su hermano seguía empeñado en culpar a su hijo de la muerte de su madre.—- Voy a llamar a Edel ya es hora de comer. -— Colocándose su falda, Amélie comenzó a caminar hasta el jardín para buscar a su sobrino.
Dentro de la casa, Amélie le daba de comer a su sobrino bajo la atenta mirada seria y poco amistosa de su hermano reinando el silencio en el gran salón.
—- ¿Puedo salir después a jugar? —- Pregunta el niño con timidez a su padre.
-— No. Debes de hacer tus deberes y aprender la lección para el Lunes cuando vayas al colegio. No saldrás de tu habitación hasta mañana para ir a misa. -— Con firmeza, hablando alto con la intención de enseñarle el respeto a través del miedo a su hijo, Raphael se levanta de la mesa malhumorado.
-— Tía, ¿Porqué mi papá no me quiere? Yo...-— Inocente el niño pregunta a su tía con su mirada llena de tristeza.
Amélie ya no sabía que decirle, ni que excusa poner para tapar las malas acciones de su hermano hacia su propio hijo.-— Ven cariño, dejemos que Freda limpie la mesa y nosotros vamos hasta tu habitación para repasar la lección. Después llamaré a Conrad para que juegue contigo.
El niño se pone feliz de saber que al menos su amigo va jugar con él y no va pasar la tarde solo como pretendía su padre.
Después de sus lecciones, Edel juega con Conrad hasta la hora de cenar.
El niño habla con Frida mientras le pone su pijama para que vaya a dormirse.Al día siguiente, justo a las ocho Edel se levanta y tras darse un baño y ponerse la ropa para ir a misa, busca a su tía. De su padre no hay rastro.
Inocente, Edel camina hasta la gran biblioteca donde se encuentra su padre sentando detrás de su escritorio escribiendo algo en algunos papeles.
Al escuchar la puerta abrirse y ver a su hijo, Raphael se levanta del sillón de cuero rojo arrastrando la silla fuerte.
Enfadado y con paso firme agarra del brazo al niño sacándolo de la estancia.—-Vete de mi vista y no entres a molestarme. ¿Entendido? - —Sin darle tiempo a entregarle su dibujo, Edel llora en brazos de su tía preguntándose por Conrad tiene un papá que lo quiere y él no.
De camino a misa montados en su carruaje, Edel mira sus zapatos jugando con ellos.
Su tía trata de animarlo, no le gusta verlo tan triste.A la salida de misa, Amélie deja que el pequeño juegue en un pequeño parque con otros niños de su misma edad mientras ella charla con algunas de devotas y conocidas de los últimos chismes que han ocurrido a las familias más adineradas de la ciudad.
Edel juega a las canicas con dos niños más. Su timidez hace que permanezca más tiempo callado observando como juegan los demás niños a las canicas.
Sintiendo un látigo de tristeza golpear su corazón al ver como los demás niños juegan entre ellos y él permanece en un segundo plano, decide ir a jugar a un columpio solo hasta la hora de volver a marcharse de nuevo a su hogar.De camino a casa, su tía intenta hablar con su sobrino para que le cuente el motivo por el cual nunca juega con los demás niños.
El pequeño, solo se encoge de hombros ocultando como su padre le ha dicho muchas veces que los niños son malos y no debe tener amistades porque su mala influencia podría estropear su por venir en un futuro.Al llegar a casa, Raphael espera a su hermana y su hijo mirando pensativo el fuego de la chimenea.
Al escuchar la voz de su hermana llamarlo, se voltea clavando sus ojos en su hijo.
Inmediatamente comienza hablando sobre llevarlo a un colegio a Viena para que estudie.
Aquella mañana había estado el profesor Luka hablando con él comunicándole las buenas notas que saca Edel. Incluso se atrevió aconsejarle que debe llevarle a un colegio más avanzado para que pueda estudiar mejor a su ritmo con alumnos de su mismo nivel para que no tenga ningún inconveniente en poder tratar con ellos. Ya que el mismo profesor le había insistido como su hijo apenas tiene comunicación con otros niños y casi siempre juega solo.
Para Raphael eso no le importaba demasiado.
Llevarlo a otro colegio fuera de la ciudad y no verlo durante meses, era la excusa perfecta para quitarse de encima a su hijo.
Amélie no estaba de acuerdo sobre la decisión que estaba tomando su hermano respecto de llevarse lejos al niño.
Incluso entre lágrimas le suplica que ella misma se ocupará de la educación del niño cuidándolo para que no le moleste.
Con lo que no contaba Amélie, era que su hermano anunciara que iba a casarse con la hija de la barón Quell.
Asombrada, sin dar crédito a las palabras de su hermano, Amélie siente un escalofrío frío recorrer su espalda.
Casi tartamudeando le pregunta cómo es que ha decidido de volver a casarse de nuevo con una mujer mucho más joven que él.-— Es obvio que quiero casarme para tener hijos. Yo no siento amor hacia esa muchacha. He hablado con su padre y tras haber hecho un buen trato, me ha concedido la mano de su hija. Sé que es más joven que yo. Pero eso no importa. Yo quiero tener hijos.
-—¿Por eso quieres deshacerte de Edel, para casarte? -— Amélie se atreve a devolverle la pregunta a su hermano furiosa por las razones que lo llevan a querer alejar a su hijo de su lado.
Raphael desafía a su hermanaa con la mirada puesta en ella y sin dejarse de avasallar Amélie comienza a discutir con el conde hasta que éste harto de su mal comportamiento y su manera de defender a su sobrino, hace que tome la decisión de proponerle que abandone la mansión.
Roja de la furia y dolía por la manera tan poco cordial que ha tenido su hermano de tratarla. Amélie contiene sus gotas para salir del salón orgullosa alzando su barbilla.Desde la escalera, Edel ha presenciado como su tía y la única persona que lo entiende se va marchar. El niño llora tirando de la tela de su falda rogándole de que no le deje.
—Tranquilo Edel, tú y yo nos vamos. Siempre estaré contigo. —Limpiándose su carita mojada Edel abraza fuerte a su tía la cual le devuelve el abrazo envuelta en una nube de lamento.
Nada más le duele que tener que dejar la mansión por culpa del mal carácter de su hermano y su terquedad de no querer admitir la realidad de los hechos.
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El Noble Sentimiento#PGP2021
RandomEl conde de Wegner tenía todo en la vida hasta que la inesperada muerte de su esposa transforma de algún modo su vida. Con un hijo a su cuidado, el conde culpa de toda su desgracia a su hijo el cual siendo inocente, deberá cargar con el resentimient...