Capítulo 29

1.4K 161 10
                                    

Había pasado demasiado tiempo desde que Edel se marchó. Kristen espera impaciente su regreso, hacia cerca de dos días desde que había recibido una carta donde decía cuando sería su regreso.

El día por fin había llegado, Kristen estaba demasiado nerviosa por encontrarse nuevamente con su amado. Durante la ausencia del duque, Kristen con la ayuda de Hilda había asistido a pequeñas reuniones junto con otras damas de la nobleza para poder mezclarse y ver si era capaz de comportarse con toda una noble. Y hasta el momento, sus modales eran más refinados y en un pequeño círculo de mujeres había sido aceptada.

Parada enfrente del tocador peinando su larga cabellera, Kristen sonríe tímidamente con sus mejillas ruborizas pensando en Edel llegando a imaginarse como será su encuentro.

Alrededor del mediodía, el carruaje del duque paró enfrente de la puerta principal donde le esperan los sirvientes haciendo fila para darle la bienvenida.
Con delicadeza, Edel ayuda a Leyna para bajar del carruaje explicándole a su vez todo lo que la muchacha estaba viendo tan asombrada. Desde la ventana de su alcoba, Kristen ve a Edel, y también a la mujer que lo acompaña. Su corazón en ese momento se queda paralizado, su cuerpo es rígido y sus ojos comienzan a cargarse de agua ante el dolor de haber presenciado la llegada de la prometida del duque. Pensó para sí misma.

Nadie en la gran mansión sabía de la presencia de Leyna, Edel con amabilidad fue presentando a sus sirvientes a Leyna, sin explicar de quien se trataba. Leyna sin dejar de sonreír en ningún momento asiente con su cabeza agradecida por el recibimiento que le habían dado.

— Gracias por todo Edel, es agradable sentirse querida en un ambiente tan gentil como es tú hogar.

—Es todo un placer haberte traído hasta aquí, tan solo deseo que puedas borrar todos los momentos tan amargos y difíciles que has debido de padecer y encontrar en este lugar la paz que tanto necesitas. Recuerda que yo estaré a tu lado.

— Estoy muy agradecida por todo lo que estás haciendo por mí y no tengo palabras suficientes  para agradecerte de que me hayas liberado de la prisión en la que vivía.

— A mí no debes agradecerme nada, el mérito es todo tuyo por haber roto las cadenas que te tenían sujetas al miedo y haber enfrentado con valentía los hechos que tan en silencio te mantenían.

Leyna y Edel siguieron hablando un rato más hasta que fueron interrumpidos por Hilda con una bandeja de té y pastas.
La anciana tomó asiento junto a ellos pensando en que aquella joven tan hermosa se podía tratar de la prometida del duque. La anciana miró a Edel unos minutos en silencio, había esperado por muchos días poder presenciar el encuentro entre él y Kristen, pero no contaba con la llegada de una dama. La anciana, decidió retirarse e ir en busca de Kristen, la cual estaba en la alcoba cambiada de ropa. A verla con ropa de sirvienta, Hilda quiso preguntar a la joven el por qué se había cambiado de ropa.

Kristen miró al suelo durante unos segundos buscando la valentía necesaria para no sollozar delante de la anciana. Pues, el haber visto a Edel junto con esa bella dama, distinguida, refinada y muy hermosa no dejaba duda de que ella ya no tenía nada que hacer. Lo mejor sería trabajar como sirvienta y poder ahorrar algo de monedas para cuando vuelva de nuevo a la granja con sus padres seguir llevando su vida tan humilde como lo estaba haciendo antes de volver a ver a Edel.

—Kristen, no debes hacer esto. Tú te has esforzado por ser toda una noble, no puedes rendirte ahora.

—Hilda, yo le agradezco todo lo que ha hecho por mí, he aprendido mucho y he podido vivir en mis propias carnes lo que es estar en lo más alto rodeada de lujos. Pero, la realidad es esta. Yo no puedo igualarme a la dama que ha traído Edel, estoy segura de que se trata de su prometida. Mírala Hilda, es tan refinada, tan bella...Yo no tengo nada que hacer.

El Noble Sentimiento#PGP2021Where stories live. Discover now