Cuando Edel se monta en el carruaje para irse a un colegio de chicos en Viena, no hay nadie para despedirlo.
Su tía ya había pasado dos días desde que se marchó haciéndole prometer que le esperaría en Viena.
Solo, con sus manos puestas en el frío vidrio, Edel solloza viendo como los caballos comienzan a tirar del carruaje alejándose de su hogar.
Solo lo acompaña una pequeña figura de un soldado hecho de madera el cual lo hizo él y Conrad.
Sin dejar de llorar, Edel junto al cochero llegan hasta Viena después de haber pasado demasiados días de viaje.La llegada al colegio de chicos no era lo que Edel esperaba.
En la puerta había un hombre con gran bigote vestido con traje marrón y semblante muy serio.
Al lado suyo, dos profesores con caras serias y miradas de hielo.
Con pocas palabras lo acompañan hasta una habitación donde había doce camas más.
Uno a uno se van presentando los que serán sus compañeros.
Niños que estaban allí para estudiar y formarse para ser soldados en el ejército.
Mientras el profesor Frinn le cuenta las normas, Edel deja su pequeña maleta debajo de la cama.
Acto seguido, el profesor se marcha y los niños en silencio salen hacia otro gran salón donde les pondrán de comer para después seguir con la lección.Mientras Edel intentaba adaptarse a lo que sería su nuevo hogar.
El conde Wegner, contraía matrimonio.
A la ceremonia no había acudido mucha gente. Quería que fuera algo sencillo.
Una vez que Viveka su segunda esposa se instala en la mansión. El conde le hace prometer que la cuidará y le dará todo su apoyo a cambio de que ella le dé hijos sanos y fuertes.
Viveka sabía perfectamente que entre ellos no había amor. Pero las deudas de su padre y el temor a perder todo y verse en la miseria le habían hecho de encontrarse en esa situación.
Ya que su madre le había comentado toda la fortuna que posee el conde. Incluso sería respetada y envidiada por muchas nobles.
Con esas ideas y sintiendo la presión por parte de su padre Viveka acepta casarse con él y darle hijos al conde.
A fin de cuentas, ella quería dinero, joyas, acudir a las fiestas vestida con los mejores vestidos. Tener su libertad, su hogar y hacer las cosas a su antojo. Sin tener que pedir permiso como hacia en casa de sus padres. Ahora ella la señora de la casa, tenía criadas, por lo que no tenía que preocuparse de nada.
Salvo de ser complaciente con su esposo y cuando él lo deseara ir hasta su alcoba para satisfacer sus necesidades.Y hasta el momento su vida como casada está bastante bien.
En cuestión de cuatro meses de casados, Viveka ya se había quedado embarazada de su primer hijo.
Al darle la noticia al conde, éste sonrío como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Abraza a su esposa dejando caer su mano en su vientre.
Entusiasmado con la buena dicha, el conde propuso de hacer una fiesta para celebrar su paternidad.Hacía demasiados meses que Edel no tenía noticias sobre su padre. Desde que llegó al colegio, solo iba a visitarlo su tía.
Ese mismo día cumplía los años, sus compañeros le habían organizado una pequeña fiesta y el profesor Frinn le había entregado una carta.
Edel le brillaban los ojos de saber que su padre se había acordado de su cumpleaños o incluso quería que volviera de nuevo a casa.
Con la carta en la mano y feliz se va directo hacia la habitación donde impaciente y emocionado abre la carta.
Nada más comenzar a leer la carta Edel siente dentro de él una alegría de saber que pronto nacería su hermano o hermana.
Pero no había nada escrito de que su padre le dijera que va ir a visitarlo o que puede volver a casa.
Julian, el compañero y amigo de Edel se sienta a su lado. El niño trata de consolarlo viendo cómo su amigo se ha hecho un ovillo comenzando a llorar amargamente.— Edel, no llores por favor. Hoy es tu cumpleaños, debes de estar feliz. Además todos te tenemos preparada una sorpresa. Incluso Dorinda la cocina ha preparado un delicioso pastel.
— Mi padre no me quiere. Se casó y va ser padre me va olvidar. Lo sé, él no me quiere, siempre me ha culpado de la muerte de mi mamá. Ella está en el cielo por mi culpa. — De nuevo se vuelve a esconder entre sus brazos llorando por todo lo que le está sucediendo.
Julian permanece al lado de Edel en silencio escuchando como se desahoga entre sollozos.
En ese momento, el profesor Frinn pasa para saber porqué Edel no está con los demás niños en el salón.
Julian se va y Edel le hace entrega de la carta. El profesor comienza a leer la carta con su ceño fruncido maldiciendo entre dientes el trato que recibe su alumno por culpa de su padre.
Sacándose un pañuelo de su bolsillo le limpia su carita con cuidado y ternura.— Hoy no debes de estar triste. Además eres un chico fuerte, no dejes que el dolor y la frustración del rechazo te llene de odio. Recuerda que debes de ser tú mismo Edel. La venganza no nos hace mejores personas. Hoy estás llorando tú, mañana puede que los roles se cambien y tú tengas lo que te han negado. Solo quiero que sepas que no estás solo, aquí tienes a tus compañeros, incluso algunos de ellos son huérfanos. Somos una familia Edel, aquí te sentirás bien. Y ahora ven, tengo una sorpresa para ti.
Más animado, el muchacho se levanta sosteniendo la mano de su profesor donde camina hacia el gran salón, sus compañeros lo esperan impacientes por comer tarta y poder jugar.
Y allí, estaba su tía Amélie. Sonriente y con los brazos abiertos esperando a su sobrino para abrazarlo.Feliz de ver a su tía, Edel corre hacia los brazos de su tía buscando refugiarse en su calor y amor.
— Felicidades mi pequeño. — Susurra muy cerca del oído del niño evitando ponerse triste.
Dos días antes se había enterado de la noticia de que su hermano iba ser padre, en su carta le explica lo feliz que se siente de tener un hijo.
Para Amélie, las palabras de su hermano tenían otro significado.
Poco a poco iba apartando de su vida a su hijo.
Y aquel gesto de rechazo y poco amor hacia su hijo le partía el corazón.
Por eso, quería estar cerca de su sobrino, necesitaba saber que en el colegio donde se encuentra está bien, y ella al no tener familia, viajó hasta Venecia para trabajar como modista y poder estar cerca de su sobrino.
El que quiere como si fuera su propio hijo.La fiesta en la gran mansión del conde de Wegner era toda una novedad. Desde que la condesa murió, nadie volvió a tener noticias del conde hasta que corrió el rumor de haberse casado nuevamente.
Los invitados, todos ellos de alta nobleza acudían con sus mejores galas a la cita.
Allí, en mitad del gran salón, se encuentra el conde con un puro en su boca sintiéndose muy orgulloso por el nacimiento de su hijo.
Hasta ahora nadie había mencionado a su primer hijo, de hecho, pocas personas saben de su existencia.
En ese momento, lo que la gente comenta es lo feliz que se ve al conde con su hijo en brazos.
La condesa había dado a luz a un varón tres semanas antes.
A pesar de no encontrarse dispuesta para recibir a los invitados. El conde siguió dando la orden de celebrar el nacimiento de su hijo.
«Su orgullo» Comentaba en voz alta lleno de júbilo siendo rodeado por varios de sus invitados a la vez que mostraba como si fuera un trofeo a su hijo recién nacido.
Satisfecho con la llegada de su hijo, el conde hizo varios brindis. Uno por su esposa y madre de su hijo, otro por su hijo varón al que le pondría el nombre de Klaus. Y otro, por su esposa fallecida. La cual no olvida y sigue amando a pesar de haberse vuelto a casar.
A pesar de los esfuerzos por Viveka por querer que su marido se enamore de ella, han dado su fruto en su hijo. Pero el conde tiene claro que nunca volverá amar con la misma intensidad con la amó a Emma.
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El Noble Sentimiento#PGP2021
RandomEl conde de Wegner tenía todo en la vida hasta que la inesperada muerte de su esposa transforma de algún modo su vida. Con un hijo a su cuidado, el conde culpa de toda su desgracia a su hijo el cual siendo inocente, deberá cargar con el resentimient...