Capítulo 22

1.2K 146 5
                                    

El duque de Floriak había puesto no solo sus ojos en Edel, el cual permanece ajeno a los sentimientos que había comenzado a sentir el duque por él.
Ese era su mayor secreto, pues para todos lo que conocían al duque sabían que era un hombre enfermo, no apto para dirigir la fortuna de su familia. No se había casado porque ninguna mujer estaba dispuesta a cuidar de un hombre enfermo y estéril.
Michael, vive su vida dentro de sus posibilidades y con los privilegios obtenidos por ser noble.
Pero los años se le han hechado encima y su enfermedad avanza al igual que los días.
Edel había despertado en él no solo la atracción, si no las ganas de querer comunicarse más seguido con él y aunque sea en secreto ser feliz a su manera.

Edel seguía trabajando en el campo, así fue como se lo pidió el duque.
Una noche, donde los campesinos se reúnen para celebrar una fiesta, Edel charla animadamente con algunas muchachas más jóvenes que tan amablemente las trata él.
Si embargo, a pesar de su edad, y tras haber sufrido un fracaso amoroso, Edel quería volver amar. Hasta el momento no había encontrado a la mujer que despierte su interés, salvo Karen.
Por ello, habla con Johan para ir ha visitarles.
Johan estaba de acuerdo, por ello pidiendo permiso al capataz y aprovechando que había terminado la temporada de la cosecha podía descansar y volver en unas semanas.
Michael no estaba de acuerdo con que se fuera Edel.
Quería tenerlo cerca, se había vuelto su obsesión hasta sus ganas de vivir.
Pero siendo un trabajador no podía llevarlo hasta la mansión, si no levantaría sospechas.
Sin quedarle de otra, Michael le dio permiso para que regrese en tres semanas.

Y así fue como Edel y Johan emprendieron su camino hacia la granja.
Donde nada más llegar, fueron recibidos con alegría por sus familiares.
Tanto Thomas como Louisa recibieron a Edel con una cálida bienvenida, y Karen estaba allí más sonriente que nunca de volver a ver de nuevo a Edel.
Sus miradas eran tan brillantes como dos estrellas, sus sonrisas eran contagiosas, era más que evidente que ninguno de los dos ha podido olvidarse.
Con sus mejillas acaladoradas, Karen le recoje su pequeño saco para guiarlo hasta la mesa donde ya estaba la cena preparada.
Edel contempla la belleza de Karen y como si una flecha le hubiera transpasado el corazón pidió permiso a su padre para ser novios.

— Quiero decirle que me gustaría ser el pretendiente de Karen.
Tengo algunas monedas ahorradas y prometo comprar tierras y una casa para construir mi hogar. — Thomas se echó a reír a carcajadas.

— Disculpe Edel, pero debo decirle que Karen es mi hija y lo más valioso que tengo. No tengo ningún problema, si ella acepta de que la cortejes. Pero entiende, que como padre necesito estar seguro de que tengas al menos algo material que ofrecer para llevar una vida digna.

— Quiere decirme que debo de esperar un poco más porque no poseo nada. Lo lamento, pero con mis dos manos trabajaré duro para ofrecerle a Karen lo mejor. — Thomas asiente con su cabeza admirando al joven que tiene delante.
Aquella misma noche Thomas le pregunta a Karen si quiere ser  cortejada por Edel y así él se convertirá en su pretendiente, haciéndole prometer que cuando tenga todo listo se casará con él.

Karen permanece en silencio pensando en la propuesta de su padre. Saber que Edel esté interesado en ella la llena de dicha. 
Aún así, pidió tiempo para contraer matrimonio. Necesitaba conocerse antes.
Edel estuvo de acuerdo con las palabras de Karen.
Por ello, cada tarde cuando terminan sus tareas, ambos salen a pasear por un pequeño arrollo donde le dan de comer a los patos.
Otras veces iban al pueblo más cercano para vender la leche y así poder estar juntos.
Tanto Edel como Karen sentían que forman parte uno del otro, llegando a conocer esa sensación que les hace temblar llevándole a querer descubrir el sabor de sus labios, poder refugiarse en el manto del calor de sus pieles, refugiándose en el gozo del éxtasis mientras en sus miradas podían leer letras que le hacían hervir la sangre llegando a soñar con lo que cada uno pudiera ofrecerle en la intimidad.
Pero hasta el momento, solo había descifrado el sabor dulce y apetecibles de sus labios y sus leguas jugar una batalla de deseo donde Karen sentía desvanecerse en los brazos de Edel.

El Noble Sentimiento#PGP2021Where stories live. Discover now