Capítulo 13

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El invierno ya se comenzaba a notar. Los primeros copos de nieve caían en el mes de Diciembre donde los ciudadanos pasean por las calles haciendo sus compras en pequeñas tiendas instaladas en la calle.
Debido a los impuestos tan altos que les cobran a la gente, los campesinos habían decidido mal vender sus cosechas para poder salir adelante.
La condesa junto a su Helena, su criada de confianza hace las compras en el pequeño mercado instalado en mitad de la plaza, los soldados franceses vigilan con atención algún falso movimiento de algunos de los revolucionarios.
Los campesinos comenzaban hartarse de la mala gestión de su emperador y no dudaban en salir a la calle para expresar su opinión, y sobre todo, romper toda su ira contra las familias nobles. Los que más privilegios tienen, y mejor tratados son.

Parada en uno de los puestos de fruta, Helena le hace entrega a la condesa de una nota. Con disimulo ésta la lee. Es del capitán Cuvier. La estaba citando para poder verse en dos horas.
Esbozando una sonrisa, Viveka le pide ayuda a Helena para poder verse con el capitán.
La criada, sintiendo afecto por ella, le propone ir a visitar a su madre mientras ella está con su amante y así poder regresar juntas a la mansión.

A la hora acordada, Viveka cruza la puerta de la pequeña casa donde se hospeda Dorian.
Nada más verla, sus ojos comenzaron a brillar expresando lo que siente hacia ella sin poder explicarse el raro antojo de querer estar más tiempo con ella.
No podía exactamente hablarle mientras sostenía sus manos heladas, tan solo podía mirarla controlando sus latidos como se aceleran quiriendo regalarle bajo la luz de la luna llena su amor.
Sus labios se rozan despacio, por su boca va bajando colmando de besos su garganta tocando cada curva de su figura provocando un fuego descontrolado.
Quería poder  cabalgar en su cuerpo dejándose fundir en su silueta recorriendo a paso lento cada rincón y así poder aspirar el aroma de su piel estremecida por sus tiernas caricias  llegando a enloquecer de deseo  sentiéndose estremecida y deseosa notando como su cuerpo se va quedando atrapado con ansias locas de fundirse por completo al hombre que tan dichosa y feliz la hace.

No se escuchaba nada salvo sus respiraciones, ninguno de los dos quería separarse uno del otro. El sol comenzaba a ocultarse y debía de volver a casa.
Al despedirse de Dorian, Viveka sale a la calle donde Helena la espera junto al cochero para volver a la mansión.

Los pasos crujiendo en la nieve avisan al conde de la llegada de su esposa.
Al verla, parada en mitad del salón llena de dicha, hace de crecer los celos en su marido.
Con paso rápido da alcance a su esposa reclamándole por haber estado con su amante.
Indignada, y dispuesta a defender su amor por Dorian, afirma las sospechas del conde.

— Quiero a Dorian y aunque esté casada contigo no me harás de olvidarme de él. Eres mi esposo, pero usted no es mi dueño. — Con su mano alzada dispuesto a mostrarle que debe de respetarle Raphael se dispone a golpear a su esposa la cual cae al suelo doliendo su rostro.

— Da igual todas las veces que intentes golpearme para sentirte más hombre, pero lo que siento dentro de mi alma no podrás eliminar.

— Escúchame con atención Viveka. Te doy a elegir. O dejas de ver a ese hombre o me veré obligado a que no vuelvas a ver a tus hijos. De momento tus hijas están lejos y Klaus puedo llevarlo al ejército. Tú decides.

— Jamás. Nunca me vas a separar de mis hijos. Dime Raphael que es lo que te hecho para que actúes así conmigo.
Yo tengo que soportar vivir bajo el mismo techo que tu amante donde por las noches escucho como te revuelcas con ella, debo de callarme con el llanto del bastardo y  pretendes atarme a tí.

— Métete en la cabeza Viveka, porque no estoy dispuesto a ser el haz me reír de nuestro círculo porque mi esposa se ha encaprichado de un francés. Nunca te lo permitiré. Mi honor está por encima de todo.

El Noble Sentimiento#PGP2021Where stories live. Discover now