Traición Justificable

895 97 52
                                    

Un silencio incómodo, plúmbeo(1) e irritante. Dos ojos caoba espectantes de una muy buena explicación, penetrantes a su objetivo: un mutante de ojos claros, estrellas en las mejillas, piel manzana y cuchilla en manos, como de un niño con su peluche favorito se tratase, sus dedos se movían a lo largo del extremo filoso de aquella hoja de hierro, tanta delicadeza y aún así, un ligero temblor recorría sus extremidades.

No lo soportaba.

El menor sudaba a mares, sus dientes apretados fuertemente tratando de evitar los disparates que parecían estar atascados en su garganta. Sentado en posición de flor de loto, sus ojos hielo estaban clavados firmemente en su querida oz plateada. Reprimía con garras y dientes el impulso de idiotez que, en este modo de emergencia, forcejeaba por salir a la luz.

–¿Qué sucedió, Miguel Ángel?

No negara que se puso ridículamente rigido apenas escucho la primera sílaba ser evocada de la boca de su padre. El pecoso fruncio el ceño, observo con furia aquellas gotas de espesa sangre formando un camino hasta él, sabiendo que ese descuido lo había delatado.

«Traidora»

Un carraspeo por parte del mayor fue suficiente para recuperar su atención. Mikey lo observo, borro sus muecas y pronto su rostro quedo neutro de expresiones. Se enderezó en su lugar, preparándose para lanzar el informe diario que se le había encargado detallar al final del día, desde los seis años.

–Un grupo de mutantes sin razonamiento individual ha sido el responsable de los atracos de antigüedades en los últimos días, liderados por Karai, quien continua bajo los efectos del gusano de control mental desde que fue capturada por Destructor —en mierda descanse— hace 10 meses. Ella fue la responsable de utilizar mi nombre como cortina a sus acciones, tratando de inculparme. En el patrullaje nos dividimos en parejas para acechar posibles futuros objetivos, esto lo aprovecho el enemigo y nos capturo a todos. Con un libro invoco un Demodragón llamado Kavaxas, que se proclama como Rey de su 'raza'... Lamentablemente es demasiado fuerte e hirió a mis hermanos y a Abril. Serví de distracción para que pudiesen escapar.

Escupió apenas sin respirar, con una voz militar que hubiese hecho a cualquiera que no fuera Splinter dudar de sí realmente ese era su Mikey. La rata movió sus orejas atraída por el relato del pecoso, fruncio el ceño con los ojos cerrados, meditando seriamente sus futuras tácticas, aunque algo todavía no cuadraba en la mente del anciano.

–¿Fue la herida en tu cabeza causada por este tal 'Kavaxas'?

El niño recordo cuando el dragón se tiro en picada hacia él cual harpía, enredo las garras alrededor de su cuello apenas lo toco y como su cabeza se estrello en el pavimento, rompiendo éste último en varios trozos.

–Confirmo.

Volvió a callar, observando a su maestro acariciando la larga barba gris. Mikey espero el veredicto pacientemente, ignorando los puntos negros que decoraban las orillas de su visión, culpa de la pérdida de sangre. Al menos eso intento, hasta que se sintió repentinamente cansado y no pudo mantener su postura recta, inclinando su cabeza a un lado, casi como un edificio a punto de caer. Apoyo su mano en la alfombra, buscando estabilidad, algo que no funciono del todo y termino por recostarse en el suelo, la bandada se soltó, abandono su rostro, desplegándose en el suelo llena de sangre.

–¡Miguel Ángel!

El maestro quiso acercarse, ayudar al pecoso a levantarse, más recibió una seña de que se contuviera de brindarle atención médica, que estaba bien. En un parpadeo la tortuga se incorporo lentamente, cuerpo tembloroso y mirada oscurecida. Splinter lo trato de ayudar, llevarlo al Laboratorio de Donatello para volver a atender la fea mallugadura y poner al joven a descansar, pero un recuerdo del pasado lo abrumó y sus manos quedaron suspendidas en el aire, él sin saber como actuar.

Resultados Inesperados: El Ángel Caído[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora