Doblegarse

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Ok, hice el capítulo del que tanto les hable en los comentarios. Un capítulo dedicado a la infancia de Mikey. Disfrutenlo!

1 año

Abrió los ojos aturdido, lo único que sabía era que había despertado en un lugar extraño, agua asquerosamente marrón y negra por todas partes, basura y el suelo pegajoso por una misteriosa suciedad sin precedentes. No había luz, ni aire fresco.

«¿Hola?»

Dio media vuelta, encontro tres pequeños seres llorando, iguales a él, de su mismo tamaño y apariencia, piel verdosa de distintos tonos, pequeños ojos negros que aún no desarrollaban el color del iris, parecían asustados, sollozando, tan perdidos. Él se quiso acercar, ofrecerles consuelo, aunque también tuvo un impulso de herirlos.

–... ¿Están bien?

Sorprendido, miro al bulto gigante tirado detrás de él. Un individuo con pelaje empapado, tosía abrumado por el agua que había intentado respirar, mientras la corriente los había arrastrado lejos, luego les miro, sus ojos chocolate resplandecientes por un sentimiento cálido que en ese momento era incapaz de comprender. Él, en un reflejo se arrastró lejos de esas manos frías, se retorció cuando lo tomaron y se esforzó por morderle, aunque ni dientes tenía.

–Tranquilo, tranquilo. Solo soy yo.

No escucho, se escondio en su concha a la velocidad de un parpadeo, gruñendo cuando la mano intrusa trato de acariciar su cabecita de niño. A través del huequito en su caparazón vislumbro a los otros tres semejantes a él, acercarse al misterioso hombre, necesitados de atención, él nego devastado pensando que los mataría.

–¿Porqué me tienes miedo? Tus hermanos me reconocen. No les hare daño.

Hermanos, penso vagamente. Entonces nosotros somos iguales, pero no él. No la rata.

El resto del día se negó a comer, a dormir, no mientras tuviera que salir de su concha. Esperaría a que la rata se fuera.

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2 años

Miguel Ángel

El sospechoso hombre lo había llamado Miguel Ángel. Gruño fastidiado, no le agradaba la idea de vivir gracias a ese monstruo. Sus garras largas y afiladas, pelaje marrón, su extraña amabilidad y paciencia, esa manera de dirigirse hacia él o sus hermanos, le daba asco.

¿Porqué los alimentaba sí no era para sacar provecho de ellos después?, Miguel Ángel empezo a jugar con un objeto de metal puntiagudo en el suelo, lo retorció en sus manitas de tres dedos, ensimismado. ¿Los comería cuando crecieran?¿los vendería?

Les haría daño

A sus ojos, era evidente. Nadie hacía algo a cambio de nada. A sus ojos esa ley era obvia.

Esa rata los criaba, los alimentaba con un propósito desconocido que internamente lo hizo desconfiar.

De repente, se pincho el dedo con aquel objeto. Jadeo sorprendido y llevo la herida a su boca, chupando la salada sangre. Una sensación desagradable empezaba a molestar su dedo. Siguió chupando, al poco empezo a mordisquearlo, queriendo repetir el dolor, con afán inocente de explorarlo.

–Miguel Ángel, ¿qué haces?

El niño giro sorprendido al llamado en su espalda, una sombra cerniéndose a lo que para él, eran varios metros, abandonó su juego y empezo a gatear lejos, haciendo ruiditos extraños, una frágil hostilidad de niño acuchillando el corazón del mayor.

Resultados Inesperados: El Ángel Caído[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora