El Demonio

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Miraba distraídamente los dibujos animados corriendo en la brillante pantalla del televisor, sus ojos estaban enfocados en cada movimiento de cada personaje colorido, pero no había admiración o el mínimo atisbo de diversión en sus orbes celestes, no veían el programa. Su mente estaba centrada en otro problema mayor, mientras daba los últimos sorbos a su juguito de caja sabor mango, que Abril le había comprado esa tarde, cuando le visito debido a las heridas que todavía terminaban de sanar, según su hermano genio.

Que le den

En todo el mes se la había pasado postrado en cama, ni siquiera le dejaban ejercitar por su cuenta, Leonardo mandaba miradas de reproche y autocompasión cada vez que lo veía esforzarse por caminar a la cocina, sino Raphael lo regañaba sin descanso apenas sacaba un pie de las cobijas para ir al baño, Donatello parecía haberse despejado de absolutamente todos sus proyectos científicos para vigilarlo las 24/7, casi como una sombra a la cual Miguel Angel odiaba con toda el alma, Abril y ni siquiera Casey se salvaron esta ocasión, a ambos les había agarrado un extraño fetiche por molestarlo en sus sueños, pintando su rostro con tinta china, o colocando comida sobre su plastrón, jugando con arañas y escorpiones de hule a ras de su cara, o demás travesuras que a Mikey le daba por levantarse de su cama y darles menudos garrotazos a los dos, sin importarle que Abril fuera mujer o que sus hermanos se terminaran enterando de su increíble poder cofcof-análgesia congénita-cofcof.

Igualdad de género sobre todo

Podría hacer un estúpido discurso que haría a Leo dejarlo en paz y Raph se compadecería de sus células cerebrales; Donatello, por su parte, lo trataría de asesinar sin duda, pero nada que Splinter no pudiese resolver, aunque él también le daría una conferencia de siete horas sobre el respeto, la compasión y la tolerancia.

Gruño por lo bajo, pensando en cómo deshacerse del partido de humanos en la próxima semana, ya que eso le bastaba para que los exagerados vendajes abandonaran su cuerpo. Roto los ojos al reloj de pared en la entrada de la guarida.

11:57p.m.

Otro gruñido, mucho más exasperado vibro en su garganta, regreso la mirada al televisor. Sus hermanos habían salido de patrullaje alrededor de las 8:00p.m, sin él, por obvias razones, pero siempre acostumbraban regresar antes de transcurrir las cuatro horas fuera. El problema era que, Mikey no iba con ellos. Él era el real y único responsable de atrasar el tiempo paseando en los tejados, su exploración suicida disfrazada de retos, juegos y misteriosas desapariciones ocasionales para charlar con un gato callejero.

Bueno, sí Noah Akumura, el líder de la famosa reconocida pandilla Zorros Plateados, en el barrio Sur, contaba como gato callejero, entonces, no mentía.

El punto es, esta vez Leo no tenía excusa para llegar tarde. La expresión angustiada, junto al constante repiqueteo del bastón de su padre, quien ahora mismo estaba parado impaciente en la entrada de la guarida, comprobaba que no estaba loco. Apreto el agarre en su cajita de jugo vacía, estresado tanto que también su pie comenzaba a temblar como un tic nervioso que, según él, habían controlado los últimos años, pero le dio hoy por salir a la luz.

-Miguel Ángel.

El niño rápidamente volteo la mirada, esperanzado por ver llegar a los tres mayores en el umbral de la entrada, nerviosos por explicar cómo tardaron cenando en el restaurant de su buen amigo Murakami, pero esa esperanza murió al toparse con los asfixiantes ojos marrones del mayor. Inconcientemente se encogió en su sitio, más lo que dijo le dijo aturdió sus sentidos.

-Hijo mío, tengo un mal presentimiento en todo esto, por favor, trae a tus hermanos a casa.

«Que»

Resultados Inesperados: El Ángel Caído[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora