Resultados Inesperados: El Ángel Caído[TERMINADA]

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⚠🚫Advertencia!!🚫⚠

Chicos, chicas, esta vez les vuelvo a dar un aviso para que se preparen psicológicamente porque en este cap vamos a tocar un poco el tema del sexo. Nop, no con el prota, pero... Bueno... Va a haber indirectamente. Solo, preparense y lean.

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–¡Suéltame!¡Quítame las manos de encima!

Se retorcía inútilmente, siendo arrastrada hacia la azotea del edificio de al lado. Chillaba tan asustada como furiosa, indignada más bien. Miguel Ángel la tenía atada con las manos en la espalda, mirándola excéntrico, irritado. Subio solo hasta el techo, donde pudo halar la cuerda —obsequio del Dragón Púrpura que estaba desangrándose en la esquina —, llevando a la mujer como una cubeta de agua en día de lavar ventanas.

–¡Quitame las manos de encima!

Ignorando el hecho de que en realidad no la estaba tocando, sino más bien subiendo, le contesto.

–Cálmate, princesa. Ni los renacuajos se retuercen tanto... Y ellos son resbaladizos, literalmente.

–¡Déjame ir!

–¿Oh, eso es lo que quieres?

Sin esperar respuesta, soltó la soga emitiendo un 'ooops', permitiéndole deslizarse entre sus dedos, dejando a la fémina caer al vacío con un jadeo aterrado. Volvio a agarrarla a nada de topar el suelo, la chica no hizo otro ruido y Mikey penso que de había desmayado.

Menos trabajo

–¡¿Estas demente?!

La tortuga bufo exasperada, siguiendo con su labor, pero divirtiéndose con el valor que aquella mujer estaba mostrando.

El demonio esta contento

–Prefiero el término psicótico, sino te molesta. Gracias.

–¡Eres un jodido enfermo!

–Jmmm... Si, me gusta eso. Esta bien, te dejare llamarme así.

–¡¿Hah?!

Miguel Ángel la vio colgando bajo sus pies, hizo fuerzas y la lanzo a su lado, como a un costal de papas. La oyo chillar antes de soltar un bufido por el golpe. Solto la cuerda, sacudió sus manos, al girar la mirada la vio arrastrarse como lombriz lo más lejos que podía. Alzo una ceja, indagándose que rayos estaba haciendo.

–¿A dónde planeas ir?

–Lo más lejos que pueda.

–¿Intentaste levantarte para... No sé, caminar?

–Tengo zapatillas

–Creí que se te habían caído.

Con eso, Miguel Ángel, curiosamente la siguió, viéndola desplazarse hasta el otro extremo del edificio. Ella se detuvo en el borde. Él la miro. Entonces ella se lanzo.

–¡Whoa!

Atrapo la cuerda y la trajo de vuelta.

–¡Dejame, dejame!

–¿Debo suponer que ya sabes porque estoy aquí?

–¡¿Mi ex te pago, no es así?!¡Puedes decirle que se vaya al demonio!

–Guacala no, no lo quiero conmigo. A propósito, ¿cómo te llamas?

–Que te importa.

Le respondio, sin dejar de mirar el suelo a cinco pisos de distancia. Mikey tenía un agarre firme en la soga, preparado para cuando a la condenada vieja volviera a darle un golpe de idiotez.