Collar

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Sus piernas se sentían tensas. El aire gélido chocaba contra su rostro, su corazon bombeando frenético estaba a nada de salirse de su pecho, un extraño cosquilleo en sus costillas lo estremeció, la sangre supuraba de sus heridas abiertas, culpa de los vidrios que se habían incrustado a su piel hace unos momentos, pero siguio corriendo, deslizándose en las sombras como un dardo arrojadizo. Miro a los alrededores, entonces pudo vislumbrar la brillante hoguera anaranjada y roja que iluminaba la ciudad nocturna. Jadeo, entrecerro los ojos.

Vio las patrullas y ambulancias pitando con ese característico sonido suyo, a personas corriendo lejos de las llamas, mientras los bomberos se esforzaban por apaciguar el incendio que había afectado no solo el restaurant de Murakami, sino también los edificios aledaños. El fuego seguía expandiéndose pese a la potente corriente de las mangueras. Cual gato se deslizo en la oscuridad, rodeo la inmensa fogata, no tardo para hallar tres siluetas entrando y saliendo de los edificios, salvando a las personas atrapadas dentro.

Mikey giro los ojos, claramente fastidiado. Supuso que Leonardo había tenido un delirio heroico y obligo a sus hermanos para seguirle la corriente.

Maldito Capitán Rayan

Echo a correr directo a uno de los edificios, evitando con facilidad ser percibido por los transeúntes curiosos que se habían acercado al área, teléfono y cámaras en mano, grabando felizmente, ignorantes de cuantas personas morirían a continuación. Diviso en la planta alta de un edificio la ventana abierta, sin demasiado rastro de  humo, se impulso y salto. Desgraciadamente no pudo aterrizar con mucha gracia, puesto que termino dando unos giros en la alfombra grisácea.

–Holaaa, ¿hay alguien aquí?

Camino por los alrededores, aprovechando que apenas el humo llegaba a la zona. Entrecerro los ojos desconfiado, se movio y abrio varias puertas, encontrando el baño. Una sonrisa complacida se dibujo en su rostro antes de ingresar y girar la llave de la regadera, aprovechando la abundante cascada de agua fría para deshacerse de la sangre seca en todo su cuerpo, así como de la mayoría de trozos de cristal. El agua bajo sus pies se tinto carmín oscuro, a cualquiera le hubiese hecho temblar tal cantidad, pero a él no le pudo importar menos.

Una vez termino, con unas pinzas delgadas en la repisa del baño frente al espejo y más agua, logro quitarse los pedazos pequeños que todavía se aferraban a su piel. Hizo una mueca al vislumbrar en su reflejo las marcas rojizas y purpúreas inflamando sus brazos, sabiendo que no podría esconderlas de sus hermanos. Al girar la mirada hacia la puerta, se encontro con lenguas de fuego anaranjado amenazando con consumirlo todo.

–¿Tanto tardé? Bueno, no importa.

Regreso hacia la regadera, saco su kusarigama del cinto y con ella, destrozo la válvula en dos partes, permitiendo que  una fuerte corriente empapara el suelo, las paredes y la puerta, terminando por extinguir el fuego. Miguel Ángel sonrio, listo para retirarse. Asomo la cabeza por la ventana, enfoco la mirada hacia la azotea del otro edificio, algo lejano.

Entonces paso

El llanto de un infante llego a sus oídos, una corriente eléctrica erizo su piel. Gruño, antes de mirar al techo y ver como éste se derrumbaba incapaz de soportar el abrasador calor de la hoguera en la que se había metido. No grito, no dudo.

Corrió tan rápido como pudo a una esquina, espero a que los pedazos llegaran al suelo, donde aprovechó el agujero para escalar al piso de arriba. Apenas pudo estabilizarse, volvio a escuchar el llanto, mucho más cercano. Empezó a jadear agotado, sus energías comenzaban a drenarse de su cuerpo, faltaba casi nada para que  llegara tortuosamente al límite.

–¡Hey!¡¿Dónde estas?!

Se desplazo por el pasillo, abrio las puertas, no tardo para hallar un pobre bebé de acaso dos meses de nacido, llorando a todo pulmón en el suelo, con una madre muerta protegiéndolo en su regazo. Mirando los cristales esparcidos por el suelo y a la mujer llena de ellos en la espalda y cuello supo lo que había pasado.

Resultados Inesperados: El Ángel Caído[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora