Estimulante Provocación

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Una reunión de negocios. La invitación directa dada por Bloodhound es algo que le alaga y le da un breve aviso a Splinter antes de salir hacia la preciosa mansión al norte. Sonríe extasiado mientras salta y bailotea sobre los tejados. Es de noche.

Lo primero que hace es asomarse para ver la entrada de la mansión. Hay guardias de seguridad y una pequeña aglomeración de personas vistiendo ropas de seda y joyería costosa alrededor de sus cuellos. Colgantes de diamantes, esmeraldas, perlas y zafiros. Miguel Ángel hace una mueca. En silencio se desliza directamente al interior del edificio. Vaga por los pasillos esperando no ser visto, aunque sinceramente no sabe qué hacer.

–Me complace verte aquí, Ángel Caído. Sin embargo voy a cuestionar tu desnudez–. Escucha la característica voz del mafioso a sus espaldas. Rueda los ojos y voltea sonriente, observa al mayor y su postura elegante, traje color marfil, copa de vino tinto en mano.

Mikey entrecierra los ojos, más vuelve a sonreír y se endereza.

–Culpa a mi pésima anatomía para encajar en la ropa humana.

–Jm, creo poder arreglar eso. Ven aquí.

Ambos charlan trivialidades hasta detenerse frente a una puerta de madera. El pecoso gira a la puerta, luego a Eduard y a la puerta otra vez. Repite el proceso unas cuantas veces. Ve al mayor suspirar.

–Es un vestidor. Adelante. Te esperaré aquí.

–¿Qué parte de 'no tengo anatomía humana' es la que necesito explicarte?

–Ninguna. Ahora entra.

–Bien, pero no prometo salir vestido.

Dibujando una sonrisa traviesa entra. Sus ojos se abren impresionados al ver tantas prendas y, entre todas ellas encuentra trajes adaptados a la forma de su cuerpo mutado. Su sonrisa se ensancha y comienza a inspeccionar.

Tarda unos minutos en salir con un traje negro, camisa blanca y moño del mismo color atado en su cuello. No emite sonido cuando halla a Bloodhound conversando con otro hombre de la misma edad, cabellos negros, ojos verdes oscuros, tez pálida. El pecoso decide erguirse orgullosamente en silencio.

–¡Ah, así que tú eres Miguel Ángel! Un placer conocerte, me llamo Francis Milton.

Le vio extender la mano en un saludo que Mikey no acepto. Llevo ambas manos tras su caparazón y entrecerro los ojos. Le molestaba el aura inestable de aquel extraño.

–Miguel Ángel. Un gusto.

Complacido, observo al de hebras azabaches apretar el puño ante su falta de saludo. Sin embargo también sonrió contento.

–Interesante. Eres tan... Exótico.

No le dio importancia, ignoro aquel extraño y se acerco a Eduard, quien cortésmente lo llevo a presentarse con sus demás amigos. Esta era una oportunidad perfecta para conseguir más aliados.

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5:44a.m.

Sus pasos veloces y ágiles no producen sonido mientras se mueve. Observa a su alrededor, los amplios pasillos con suelos de mosaico blanco, las preciosas paredes de madera hechas a mano, diseños espectaculares tatuados sobre el mármol. No se detiene por las cámaras de seguridad en las esquinas, sabe que no podrán detectarlo.

Mira con el ceño fruncido a un par de sirvientas cargando en sus brazos lo que parecía ser trajes recién planchados. Un instinto de asesinar le incita a sacar la kusarigama de su cinto, sin embargo retrae el brazo, muerde su lengua. Para cuando las mujeres parlanchinas dan la vuelta al pasillo, Miguel Ángel esta fuera de la vista anclado al techo como una lapa. En silencio, el pecoso las ve alejarse y una vez se siente seguro suelta su agarre y se deja caer. Apenas un suave murmullo se escucha cuando toca el suelo, dibuja una sonrisa audaz siguiendo su recorrido.

Resultados Inesperados: El Ángel Caído[TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora