CAPITULO 14
Mi cuerpo se encontraba totalmente inmóvil ante el encuentro con ese sujeto tan extraño, pero desde luego, yo no iba a dejarme intimidar por él -¡No me toque! No sé quién sea usted pero ¡aléjese de mí!- de inmediato tomé su mano sujetandola fuertemente y la lancé lejos de mi rostro.
-¿Cómo te atreves a tocar al gran Sabio?- el primer sujeto con el que me había encontrado me lanzó esa pregunta con una especie de sorpresa en su tono -nadie puede tocar a este hombre ¡Pagarás caro por lo que has hecho! ¡chiquilla insolente!- yo no comprendía del todo que sucedía con ese tal Sabio, lo único que suponía de momento, gracias a las palabras del sujeto que me había recibido y al semblante preocupado de Seiya, era que no había hecho nada bueno, por el contrario, creo que mis acciones nos habían metido en problemas.
-¡Basta! ¡Tranquilo! Todo está bien- el gran Sabio le había hablado a su súbdito dejándolo con un semblante de extrañeza.
-Pero señor... Ella...
-He dicho que no pasa nada, no hay ningún problema- el gran Sabio nuevamente hacia esa afirmación con una gran calma y serenidad que dejó pensativos tanto a su ayudante como a mi prometido. -¿Así que tienes hagallas muchacha? Dime ¿Quién eres? ¿De dónde conoces a Kou? Y ¿Por qué querías verme?- de pronto el misterioso amigo de Seiya se había dirigido hacia mi con esas interrogantes, y yo, aproveché para liberar toda la tensión que esté momento me había hecho pasar, así que sin darme cuenta comencé a responder a todas las interrogantes que el hombre me hizo en medio de unos gritos llenos de furia e ironía.
-¿Que si tengo hagallas? ¡Claro que las tengo! ¿Quiere saber quién soy? Pues verá, mi nombre es Serena Tsukino ¿Que de dónde conozco a Seiya? Pues esa es una larga historia y no pienso perder mi valioso tiempo en contársela, y si yo quería verlo a usted solo era para saber por qué él había salido de mi casa tan sospechosamente y sin avisarme- en cuanto detuve mi hablar lo único que pude observar fue a los tres hombres que tenía delante de mí con una cara de extrañeza total, pero aún no comprendía el motivo.
-¿Vas a responderme? ¿Que estás haciendo aquí y quiénes son ellos ¿Porque saliste sin avisar?- en ese momento me dirigí a Seiya para romper el incómodo silencio que nos había rodeado por un momento, pero en vez de obtener las respuestas que había pedido, comenzamos uno más de nuestras infantiles discusiones.
-¡No me grites! ¿Por qué siempre tienes que alzar la voz? ¿Acaso estás loca?
-¿Cómo me llamaste?
-Loca, eres una loca, histérica y neurótica.
-¡Basta!- en ese momento, sin darme cuenta, y dejándome llevar por mis impulsos dirigí mi puño hacia la barbilla de mi prometido para propinarle un fuerte golpe -¡eres un grosero!
-¿Que te pasa Serena? ¿Ésta es la manera de tratar a tu futuro esposo? Te advierto que te voy a demandar ¡ésto es violencia doméstica!- Seiya hacia un comentario de los que acostumbraba, de esos que siempre estaban llenos de sarcasmo, ironía y hasta cierto punto, gracia, mientras simultáneamente masajeaba su mentón ante el dolor causado por mi agresión
Dentro de toda la discusión ambos nos habíamos olvidado por completo de la presencia de los otros dos hombres que se encontraban a unos cuantos pasos de nosotros. De no ser por qué una risa se escuchó al fondo ambos hubiéramos seguido con nuestro pleito inmaduro.
En cuanto escuchamos que alguien comenzaba a reír ambos dirigimos nuestras miradas hacia el gran Sabio quién había comenzado con una pequeña risa que poco a poco se transformo en una fuerte carcajada; ahora los que teníamos una cara de sorpresa éramos nosotros, y el hombre que trabajaba para él.
-Señor ¿Está bien?- el empleado le cuestionaba desconcertado y sin comprender su actitud.
-No te preocupes, estoy muy bien, ¡mejor que nunca!- el gran Sabio respondió para continuar riendo por algunos instantes más. -¿Así que ella es tu prometida Kou?- y después de esa pregunta volvió a reír.
-Mucho gusto señorita Tsukino, yo soy Sabio Black. Seiya está aquí porque me debe una gran suma de dinero y prometió pagarme inmediatamente después de que se casara, pero conociendo a este tonto desde luego que desconfie, así que le pedí que me trajera mi invitación. La verdad es que nunca pensé que hubiera alguien que quisiera casarse con este atolondrado, pero viéndola a usted me doy cuenta de que todo es real.
Después de dirigirme esas palabras, el hombre dirigió su mirada y su cuerpo hacia Seiya para decir algo que lo dejó mucho más tranquilo -¡Muy bien Kou! Te concedo la prórroga que solicitaste. No soy un hombre sin sentimientos, eres libre de tu deuda, pero solo hasta el día de tu boda- pero toda la calma que su declaración había dejado pronto se vió empañada por su siguiente declaración -¡Vamos muchachos! ¿Por qué no nos demuestran todo el amor que se tienen? ¡Queremos ver un beso de la feliz pareja!
Eso sí que me cayó como balde de agua fría, ¿Que había dicho? ¿Un beso? Nunca pasó por mi mente la idea de besar realmente a Seiya, aunque pensándolo bien, era algo que en algún momento teníamos que hacer si queríamos convencer a todo el mundo, y creo que el gran Sabio era el primero al que había que demostrarle la credibilidad de nuestro matrimonio de está forma.
-¡Claro que nos amamos! Serena es el amor de mi vida, sin ella simplemente no puedo vivir- Seiya trataba de persuadir a su acreedor, mientras me abrazaba tiernamente para parecer convincente.
-¿Entonces? Si tanto se aman demuestrenlo- el hombre en cuestión parecía no ceder a su deseo.
-Vamos Seiya, hay que complacer a tu amigo- con unos enormes nervios que me consumían hablé para convencer a Seiya de cumplir la petición de Sabio Black.
Por primera vez en todo el tiempo que llevaba de conocerlo, mi gracioso prometido estaba totalmente serio, y presisamente con esa templanza, se acercó a mi, con sus manos sujeto tierna y delicadamente los costados de mi rostro y acercó sus labios a los míos para depositar en ellos un pequeño, ligero y cálido beso que erizó toda mi piel y que llenó mi estómago de una increíble sensación; era como si miles de mariposas revolotean dentro de él. Por mi parte, yo solo me dejé llevar por lo que mi cuerpo experimentaba, cedí y le correspondi totalmente. Anteriormente ya había tenido este tipo de contacto con dos chicos sin importancia, pero nunca un beso de ellos me hizo sentir lo que Seiya.
El contacto duró solo unos cuantos segundos, pero durante ese pequeño tiempo ambos nos habíamos olvidado de todo lo que estaba a nuestro alrededor, de no ser por el sonido de unas palmadas que nos vitoreaban hubiéramos continuado así mucho tiempo más.
-¡Bravo! ¡Bravo chicos! ¡Son una hermosa pareja!- el gran Sabio nos felicitaba mientras aplaudía simultáneamente. -Pueden irse chicos, vayan a su nido de amor y vivan felices. ¡Los veo el día de su boda!- después de esa despedida del gran Sabio, Seiya y yo nos disponíamos a salir del tétrico inmueble, no sin antes ser detenidos por una última frase de tan extraño hombre -¡He visto quien lleva los pantalones en esa relación! ¡Cuídala mucho Kou! La chica tiene hagallas. En el mundo hay pocas como ella. ¡Cuídala!- mientras él Sabio Black daba unas carcajadas de alegría, Seiya yo nos retiramos por fin del lugar. Recorrimos el camino de regreso a casa con nuestros rostros dirigidos hacia el suelo y sin decir ni una sola palabra. Ambos estábamos completamente apenados por lo sucedido, aunque yo también me encontraba confundida por lo que sentí. ¿Que rayos me estaba sucediendo? ¿El habrá sentido lo mismo?
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¿Y si nos casamos?
Fanfiction¿Quién dijo que una boda no deja nada bueno? Serena Tsukino, enfocada cien por ciento en su desarrollo profesional está segura de que elmatrimonio no es importante en su vida, o al menos eso pensaba hasta el día en que la suerte parece haberle dado...