CAPITULO 15

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Han pasado algunos días y ninguno de los dos ha tocado el tema del beso, aunque por alguna extraña razón yo no puedo borrar de mi mente ese momento. Nuestra relación sigue siendo la misma de siempre, desayunamos, comemos, cenamos juntos, incluso, Seiya sigue durmiendo en mi habitación, desde luego, al pie de mi cama. De ese momento que tantas sensaciones extrañas me causó no quedaba más que el lindo recuerdo. Mi mente pensativa se encontraba procesando todas las emociones que había recibido desde que conocí a mi prometido, hasta que presisamente su voz me distrajo de mi enfocada concentración.

—Bombón, tus padres y mi madre ya están aquí— mi amable compañero se había encargado de recibirlos y ponerlos cómodos mientras se dirigía a la alcoba a darme el aviso de su llegada pues ahora era mi turno de enfrentar a la otra parte de esta improvisada nueva familia, y dado que Seiya vivía conmigo acordamos que la reunión se realizaría en mi casa para tener un lugar digno que mostrarles tanto a mis padres como a mi futura suegra y desde luego, evitar algún inconveniente.

Envuelta en un sencillo vestido azul pastel, un maquillaje muy natural y el cabello recogido me dirigí con los nervios a flor de piel al encuentro con los recién llegados, pero mi sorpresa fue tal cuando al acercarme a la sala solo pude observar a mis padres sentados en el sofá principal con una cara de asombro total y sus miradas fijadas hacia la entrada de la casa.

Mi curiosidad me llevó a investigar que era lo que llamaba de esa manera su atención y dirigí mis ojos hacia el mismo lugar que ellos observaban, solo para darme cuenta de que una mujer un poco mayor y con unas ropas un tanto extrañas analizaba cada rincón de mi hogar, con las palmas de las manos elevadas como si intentara tocar el aire.

—¡Buenas vibras!— habló repentinamente la mujer y lentamente se acercó hacia mí solo para analizarme visualmente de arriba hacia abajo y nuevamente realizar esa extraña acción con sus manos recorriendo el espacio que ocupaba mi cuerpo.

—¡Aura azul!¡El color de la paz y la sabiduría!— nuevamente habló la mujer. Yo no comprendía nada de lo que decía, estaba tan perpleja como lo estaba mi familia, y de no ser por la interrupción de Seiya creo que todos hubiéramos continuado igual.

—¡Ven mamá! Voy a presentarte a mi nueva familia— él la sujetó de los hombros para llamar su atención y yo, por mi parte, no daba crédito a lo que había escuchado. Esa extraña mujer era su madre, aunque si lo analizaba bien, ambos tenían un cierto grado de locura, seguro que tenían que ser madre e hijo.

—¡Papá Kenji, mamá Ikuko, Bombón! Les presento a Zirconia, mi madre.

—¡Mucho gusto! ¡Es un placer conocerte mi niña! ¡Seiya me ha hablado mucho de ti!— con esa afirmación solo pude imaginarme la gran cantidad de tonterías que Seiya le habría contado.

—Tu casa está llena de energía positiva, y tú aura expresa los buenos sentimientos que guarda tu corazón. ¡Serás una buena esposa!— la mujer me hablaba con un tono lleno de ilusión, aunque yo seguía sin comprender esas cosas que tanto mencionaba hasta que Seiya interrumpió su hablar.

—¡Disculpen!— dijo mientras sujetaba nuevamente los hombros de aquella mujer —sé que les desconcierta un poco todo esto, pero es que mi madre es una especie de bruja y...

—¿Haz dicho una bruja?— Seiya no pudo concluir con su explicación cuando se vió interrumpido por mi sorprendida madre ante lo que acababa de escuchar.

—¡Serena! nunca mencionaste que estabas enredada en asuntos de brujería— mi padre estaba tan asombrado como lo estaba mamá.

—¡No! Yo no... Es que... pues— yo no podía articular una frase concreta,  solo me reía sin sentido y rascaba mi cabeza en señal de nerviosismo, y es que en cierta forma ¿qué podía yo responder si en realidad no conocía ni a mí prometido? pero por fortuna, presisamente él interrumpió nuestra conversación con esa misma actitud de nervatura que yo había tomado hace unos instantes.

¿Y si nos casamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora