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Agua.
Oía como el río corría con tranquilidad, α mi lado. Las pequeñas gotas cristalinas me salpicaban el rostro, lo que era una gran satisfacción, ya que hacía mucho calor. Hubiese catalogado esa como una de las experiencias más gratificantes de mi vida si algo, o alguien, no se hubiese lanzado con fuerza, salpicándome todo el torso. Sentí como una corriente de frío embargó todo mi cuerpo, haciéndome saltar ligeramente.

- ¡Harry! — Chillé.

Su risa aniñada consiguió sacarme una sonrisa, pero traté de borrarla. He de admitir que aún no dominaba mis emociones cuando se trataba de él.

- Loueeehh. — Respondió burlesco, sacudiendo sus rizos mojados como si fuera un perro.

Rodé los ojos.

- Parece que nunca antes hayas visto una maldita poza. — Reproché.

Su torso desnudo y blanquecino resaltaba dentro del agua. Me fijé en el corazón de tinta que tenía en el brazo. Había empezado α tatuarse no hacía mucho. También gozaba de algunos músculos que meses atrás ni siquiera poseía, mientras que yo tan solo era un fideo moreno con curvas.

- Y que tú las aborrezcas. ¿Vas a tirarte? El agua está muy buena. — Insistió.

Bufé, levantándome del pasto, y me acerqué hasta dónde él estaba.

- Pues α mí me parece que está congelada... — Murmuré, fijándome en las pequeñas olas que se formaban al rededor de Harry.

Sonrió.

- ¿Quieres que te ayude?

Negué rápidamente. Conocía α la perfección cuáles eran sus "ayudas"; consistían en tirarme al agua sin miramientos.

- Ya lo hago solo, gracias. — Dije, con los dientes apretados.

Puse un pie y luego otro. Vale, tampoco lo estaba tanto; pero no iba α darle esa satisfacción.

Me quedé ensimismado, viendo como en el fondo se agrupaban algunos pecezitos dorados.

- ¿Estás seguro de que no hay algún oso polar rabioso por ahí dentro? — Le vacilé.

Sin embargo, cuando subí la mirada, Harry ya no estaba.

Fruncí el ceño.

Tenía que ponerle algún collar de cascabeles α ese chico.

Me dispuse α buscarle por algún rincón al lado de las piedras, pero, de repente, unos brazos grandes me rodearon, mojándome la espalda. Me di la vuelta, provocando que nuestras narices chocaran α causa de la cercanía.

- El único animal salvaje que hay aquí soy yo. — Susurró, ya que no le hacía ninguna falta tener que alzar la voz para que yo le oyera.

Tenía pensado soltar algunos de mis comentarios sarcásticos, del repertorio de Louis Tomlinson, pero al tenerle tan cerca no pude evitar quedarme en blanco.

- Mira, al final ni te ha hecho falta tirarme al agua. — Bromeé, refiriéndome α mi cuerpo ya totalmente mojado por su culpa.

Harry pareció pensárselo, y finalmente negó con la cabeza. Me regaló una sonrisa felina.

- Aún hay algo de ti que no está mojado... — Dictaminó, hablando con una voz muy sugerente.

Child's Play [Larry Stylinson] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora