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Su expresión amenazante pareció irse decayendo por momentos.

Frunció el ceño, confundido.

- ¿Dependencia emocional? — Pronunció, lento, como si tratara de saborear bien esas palabras.

Yo asentí, vacilante.

Y una sonrisa tranquila floreció en su rostro, provocándome un mal estar en el cuerpo.

- Asumo que te refieres α mí. — Objetó.

Arrugué las cejas, no muy seguro de que decir.

- No digas nada. Puedo verlo en tu cara. — Y dicho eso, me rodeó con cuidado y empezó α dirigirse camino al palacio.

Lejos de mí.

Sentí una especie de vacío en el estómago cuando lo vi irse.

Ni siquiera me lo pensé. Corrí hasta donde él estaba y me, prácticamente, abrace α su brazo izquierdo para que se detuviera; clavando las puntas de los talones en la tierra húmeda.

- Para. — Pedí, exausto por la carrerilla. —. Te mentí. — Escupí rápidamente.

Los músculos bajo su chaqueta se tensaron, pero no se dio la vuelta. Para mí era mucho mejor que no lo hiciera, porque, después de lo que iba α admitir iba α provocarle alguna reacción que no quería ni presenciar.

Me sentía estupido.

Harry podía ser todo lo cruel que quería conmigo, pero cuando él parecía estar herido, yo corría α arreglarlo como fuera. Así se podía describir nuestra relación: Padecía de un grabe instinto de tratar de componer todas las piezas de ese roto y suave rizado.

- Esa noche. Esa noche no fui sincero contigo — Dije. —. Nos perseguían, y yo... yo tenía miedo de lo que nos pasaría; así que tuve que mentir para que te detuvieras.

Silencio.

Cogí aire para soltar lo siguiente.

- Te amaba, Harry. Estaba totalmente enamorado de ti, y eso me aterraba, porque sabía que no estábamos siendo sensatos — Me relamí los labios, nervioso. —. No te he dicho que solamente tú la tuvieras; yo también sufría de una grabe dependencia emocional hacia ti. Hasta el punto de que empecé α pensar que yo ya no significaba lo mismo que... antes. Eso me mataba.

Solté mi agarre, avergonzado, consciente de que no debía esperar ninguna respuesta por su parte.

- Explícate. — Demandó, aún dándome la espalda.

Me abracé α mi mismo, empezando α sentir un poco de frío.

Me hundí de hombros, convenciéndome mentalmente de decirle lo siguiente, ya que sabía que mi integridad iba α ser dañada.

- Dejé... dejé de sentirme realmente importante para ti, no tanto como tú lo eras para mí. Cómo si yo fuera más una especie de cosa cotidiana en tu vida; algo que ya sabías que estaba ahí y que no te importaba dañar.

Bufó.

Cerré los ojos, esperándome la crítica más ofensiva y horrible que me iba α echar encima nunca, pero, raramente, no fue así.

- ¿Por qué iba α querer hacerle daño α la única zona de confort que poseía en este mundo?

Y me ahogué con mi propia saliva. Sentí que la sangre me corría con más fluidez. Mi omega se revolvió.

Abrí lentamente los ojos, primer uno y después el otro, dándome cuenta de que se había girado y ahora me miraba con interés.

La boca se me secó completamente.

Child's Play [Larry Stylinson] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora