xxvɪɪ

179 25 7
                                    

Una imagen pálida y fría de él apareció ante mis ojos. No era como el Harry al que había dejado esa misma tarde; él parecía más retorcido, más infinitamente roto.
Igual α como estaba cuando ingresé por primera vez en esta fosa común repleta de lujos y santurrones que asesinarían α su madre por dos monedas más de oro.

Mis manos temblaron cuando el rizado me dedicó una expresión de pura confusión y frialdad, como si no supiera que hacía yo allí.

Se la perdoné porque yo tampoco lo sabía.

No dijimos nada, pero, unos minutos después, se desplazó α un costado para dar un poco de espacio al agujero de la puerta. Yo eso lo interpreté como un "entra" de su parte.

Con el pulso acelerado, di unos tres pasos. Harry cerró la puerta cuando yo hube ingresado dentro.

Temblaba.

Mi cuerpo estaba α la defensiva porque sentía que el alfa también lo estaba.

Ya no podía sentirle de la misma forma.

Pero toda la ansiedad que tenía dentro era real, así que no me sorprendió para nada cuando, finalmente, mi omega consiguió adueñarse de mis acciones.
Antes siquiera de que Harry pudiera decirme lo que, seguramente, iba α ofenderme o α confrontarnos; salté α sus brazos, aferrándome con fuerza α la camisa de tirantes que llevaba. Me dio igual lo pesado que se volvió el ambiente, y no me importó absolutamente nada que todo su cuerpo se tornara duro seguramente por la incomodidad.

Le pedí mentalmente unas mil veces que me devolviera el abrazo, pero eso no ocurrió.

Sin embargo, sus manos no me empujaron. Lo que me dolió más. Pude notar que estaba dejándose para que yo terminara de una vez por todas esa escena ridícula.

E, irremediavelmente, me sentí patético.

Cogí muchísimo aire antes de separarme de él. No sabía que hacer desde ese punto.
Pero no me arrepentía de haber ido.

Él no lo sabía, pero yo estaba α días de tratar de joderle la vida α él y α todos los que le rodeaban, así que, de alguna manera, ese abrazo fue más para reconfortarme α mí mismo.

No entendía que me estaba pasando.

Tragué saliva y, α medida que me iba separando de su torso, la idea de enfrontarme α esos ojos esmeralda, cada vez me daba más ansiedad.

Harry ni siquiera pestañeó.

No me preguntó α que había venido eso.

Me ahogaba en mi propia vergüenza.

También sentí algo de furia.

Él no lo sabía, pero yo me estaba despidiendo.

Y lo desconocía totalmente, pero yo sabía que en breve Harry también se iría.
Y, sin embargo, no había pensado ni siquiera en hacer lo mismo que yo.

Y me sentí eternamente estúpido.

¿Acaso yo lo había mal interpretado todo?

En ese caso, ¿Mal interpretado qué?

Mis palmas empezaron α sudar.

¿Por qué no me había contado lo de su padre? ¿Por la misma razón que intoxicaba α mi cerebro? ¿Había α caso un mínimo de relación entre nosotros? Ambas respuestas α esa pregunta me comportaban un gran dilema.

Bajé lentamente las manos, sopesando si irme sin decir nada o no.

Le miré.

Toda su atención estaba en mí hasta que, sin sentido aparente, dejó de estarlo. Ladeó la cabeza y miró al techo. Seguidamente, observé casi α cámara lenta como su nuez subía y bajaba.
Dejó salir aire por la nariz con un gesto que se me antojó algo abatido.

Child's Play [Larry Stylinson] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora