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No tardé mucho en seguirle el juego. Sus manos se aferraron α la parte baja de mi espalda y empleó aún más fuerza para juntar nuestros cuerpos. Solté un gemido que logró sorprenderme. Literalmente solo nos estábamos besando.
Harry conseguía activarme de la manera que fuese.

Me aparté un poco para coger aire y le miré α los ojos.

Parecía tan exhausto, tan atrevido.

Sonreí.

¿Por qué seguíamos haciendo eso?

- ¿Vamos α tú cuarto o...?

Harry dejó relucir una latente sonrisa que consiguió encenderme y avergonzarme α la vez.

- Podría acostumbrarme α esa faceta pervertida.

Me quedé unos segundos en silencio, rumiando, hasta que decidí abrir la boca y chafar todo el ambiente:

- Pues habrá que hacerlo más α menudo.

No debí abrir la boca.

Harry frunció el ceño y deshizo un poco el agarre.

Supongo que no pensó mucho en lo que decía porque nos encontrábamos en medio de un calentón.

Claro que sí.

Me di una bofetada mental por haber soltado eso.

¿Α quién se le ocurría?

Había sido, literalmente, como preguntarle α alguien el famoso "¿Qué somos?" después de haberse acostado una única vez. Pero, además, Harry y yo nos encontrábamos en una situación más rara y difícil. Mucho más. Hacía unos treinta minutos no se me hubiera ocurrido acercarme más α él, y ahora me había parecido buena idea soltarle eso en medio de lo que fuera que estuviéramos haciendo, después de hablar de lo que fuera que habíamos hablado.

Sin pensármelo mucho, le tapé la boca con ambas manos cuando él decidió abrirla. No quería oír su respuesta.

- No importa, no importa. — Supliqué apretando los dientes, avergonzado.

Si alguien me diera una moneda por las veces que me había sonrojado ya delante de él, estoy seguro de que Zayn sería el que se arrodillaría delante de mí; porque sería rico.

Desafortunadamente, la cosa no acabó ahí.

Harry apartó mis manos con molestia.

- No hagas eso. — Ordenó, utilizando un tono de voz un poco duro.

Fruncí el ceño.

- ¿El qué? — Me atreví α preguntar, tragándome la vergüenza para dar un poco más de seriedad.

- Siempre que haces o dices algo que no te contenta a ti mismo, actúas de forma frívola y extraña.

Las cejas me llegaron al nacimiento del pelo.

Primero: ¿De dónde había salido eso?

- ¿Eres consciente de que acabas de describir un hábito que sueles tener tú — Entrecerré los ojos. —, verdad?

Y ahí estaba mi autodefensa crítica la cual utilizaba cada vez que me sentía sentimentalmente atacado.

Child's Play [Larry Stylinson] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora