Child's Play [Larry Stylinson] ©

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- Somos débiles, Louis, débiles, ¿No lo entiendes? — Niall estaba histérico. —. ¡Y aparte  de blancos, somos Omegas! ¡Van α matarnos!

Realmente tenía un poco de razón. Había aceptado nuestras muertes sin siquiera preguntárselo.

- Y ese... ese...

Traté de colocar mis manos en sus hombros, tratando de relajarlo, pero se apartó como si mi tacto le quemara. Su ropa estaba negra, llena de humo y carbón. Ambos habíamos tenido un día algo ajetreado.

- Respira. — Aconsejé.

Se llevó una mano al pelo, revolviéndoselo con inquietud.

- Esa basura te odia... te pegó. — Escupió. Nunca le conté mucho de Harry, no fui capaz; pero al parecer todo lo que sabía lo recordaba con exactitud.

Me arrepentía de haberle dicho que me lo había cruzado.

- ¡Y también me odia α mí! — Chilló. — ¡Y lo peor es que si no nos entrena, probablemente muramos el primer día!

Me había cansado.

Le agarré el brazo con insistencia.

- Vamos, Niall, sabes perfectamente que nunca permitiría que nadie nos matara — Rodé los ojos. —. Vamos α escaparnos. — Dije, sencillo.

Y en ese momento pareció recobrar todo el aire que había abandonado su cuerpo.

Sonrió, algo confundido.

- Dios mío... esto es... no sabes lo descansado que me dejas — Exhaló, feliz. —. Pensaba que harías alguna de esas tonterías tuyas para hacerte el héroe; pero parece que al fin has superado esa prepotencia digna de la adolescencia.

Me reí.

- Ya te lo he dicho, rubia. No voy α permitir que nadie te toque ni un solo pelo — Me estiré en la fría y dura cama que nos entregaron. Nos habían echo volver α la celda. —. Os voy α llevar α casa sanos y salvos.

Me dispuse α cerrar los ojos, cansado de todas las emociones que me había tocado vivir ese día de mierda, aunque también me incomodaba bastante tener que dormir en una zona hostil. En cierta manera, el echo de tener α Niall cerca era relajante.

Pasamos unos minutos en silencio antes de que él lo rompiera:

- Por favor, dime que no te has equivocado y que solo me vas α  empezar α  hablar como "usted" desde ahora. — Gruñó. No podía verle, pero sabía que tenía una expresión de total exasperación.

- Ella necesita salir de aquí... — Empecé α defender.

- ¡No! ¡No, Louis! ¡No, no, no, no, y no! — Se impulsó ágilmente con los brazos y se acercó α mi cama, señalándome con un dedo acusatorio. —. No nos vamos a llevar a nadie.  ¡¿Es qué no has aprendido nada de Troya y el rapto de Helena?!

Bufé.

- Dramático.

- ¡Dios, eres insoportable!

Fruncí el ceño, incorporándome.

- ¿Quieres dejar de gritar?

Bufó, sentándose en mi cama y apartándome sin mucha amabilidad con el culo.

- ¿Quién es ella?

Chasqueé la lengua contra el paladar, poco convencido de que mi respuesta le fuera α agradar.

- Prácticamente una prisionera, como nosotros.

Me encaró, entrecerrando los ojos.

- Explícame ese "prácticamente" antes de que acabe por perder los nervios, Louis.