xxvɪ

160 30 10
                                    

Las luces eran apabullantes. El olor α alfa poderoso conseguía nublarle el juicio α cualquier lobo blanco u omega que estuviera allí.
El no identificar bien el olor de Harry aún sabiendo que estaba allí consiguió, de alguna manera, alterarme.
Me estresaba porque eso significaba que quiénes se encontraban allí eran tremendamente grandes y capacitados.
Α juzgar por las ropas que llevaban, pude observar que eran todos militares, hidalgos y caballeros. Podía ver α Tom y α Zayn en el fondo, conversando con un señor alto y de pelo canoso. Me sostuve de puntillas para buscar entre toda esa gente α Liam, pero apenas podía ver una mierda.

Resoplé con cansancio.

Las exageraciones del reino eran jodidamente pedantes.

A mí lado, un montón más de los de mi raza poseían exactamente mi misma expresión de fatiga y asco.

No entendía la finalidad de estos eventos; la causa de que porque teníamos que estar los prisioneros allí, sirviendo. Absolutamente todos. Esto solo reflejaba la crueldad y la avaricia de Zayn. ¿Era realmente solo una manera de mostrar exactamente el número de cuantos lobos blancos tenía bajo su merced?

Mis ojos se pegaron a la esbelta figura de Malik. Tan atractivo e irremediablemente loco. Si miraba meses atrás, nunca me hubiera imaginado que ahora me encontraría tan cerca de él. Oía hablar constantemente de lo malvado que era, del respeto y el miedo que irradiaba, pero no era así. Le tenía un profundo odio, pero ese energúmeno no me asustaba. Me había girado la cara en más de una ocasión, sí, pero eso no me había producido ni el más mínimo terror. No después de ver con que ojos miraba a Liam, y mucho menos cuando supe su triste pasado.

Mis ojos pasaron del rey al omega que tenía al lado.

Apreté los dientes con rabia.

Le odiaba. Al principio no había tenido razones, pero ahora sí. Es lo que dicen, ¿No? Si tu inconsciente lo rechaza, es que no es bueno. El subconsciente es la voz animal de todo lobo. Y mi omega quería coger a ese tío y lanzarlo por las escaleras. Puede que el sonido de sus huesos crujiendo pudiera llegar a relajarme en ese momento.

Cuando Zayn se postró delante de todo el mundo para hablar, yo desconecté.

Miraba con atención a mi al rededor, buscando alguna cara conocida que no me provocara ganas de ahorcarme.

Estoy seguro de que mi lobo hubiera movido el rabo de izquierda a derecha, con ilusión, si en ese momento fuera un cambia formas. 

Liam estaba al lado de una columna gótica, apoyado en la piedra. Fruncía el ceño y parecía buscar a alguien con la mirada.

Empecé a encaminarme hacia él con una sonrisa en la cara, apartando con el cuerpo a los que no parecían reparar en mi existencia. Supuse que eran nuevos, porque no apartaban los ojos de encima del gobernador. Quise llamar su atención con un gesto rápido y mal pensado con la mano, pero le di de lleno a alguien. Me giré con rapidez.

- ¡Ay!

El rubio del otro día me miró con el ceño fruncido. Su ojo derecho aún poseía un tono azulado.

Sonreí con culpa.

- El mundo es un pañuelo, ¿Verdad? -- Comenté, tratando de sacarle hierro al asunto.

- Vete a la mierda.

Asentí, con los labios apretados.

No iba a discutir nada.

Estaba seguro de que había recibido más agresiones físicas de mi parte que de los guardias.

Seguí caminando, no sin antes girarme.

Child's Play [Larry Stylinson] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora