B A S H.
El tiempo es algo tan fugaz que muchas veces no notamos la diferencia entre un día y otro, confundimos el miércoles con el viernes por el sencillo hecho de que ansiamos un descanso de todas las labores, aborrecemos el domingo porque sabemos que a las doce ya será lunes y comenzará la rutina.
En mi caso, no quería que los días pasaran, pero la vida al parecer nos daba siempre lo contrario de lo que queríamos porque por alguna razón el tiempo con Hope se me hacía fugaz y corto, había un cronómetro que iba de forma acelerada contando las horas, los días y las semanas que quedaban para mi partida, por lo que me propuse pasar todo mi tiempo libre con la chica que ahora era mi novia, aún no me acostumbraba a ese absurdo título del todo, las cosas cambiaban en seguida, la chica que había visto como una intromisión en un inicio, ahora era la razón de mi felicidad, mi única razón para vivir, para querer ser mejor.
Mientras ella caminaba abrazada a mi torso por el frío que tenía entramos en una de esas cafeterías que le encantaban. En las ventanas estaban los restos de nieve tras la leve nevada que había caído hace un rato, tenía luces navideñas en los bordes y en la puerta una corona navideña con cascabeles, bastones de dulces bicolor y algunos frutos rojos. El huracán adoraba ese lugar porque hacían malteadas de chocolate y unas donas increíbles con glaseados demasiado lindos y brillantes, sus palabras, no las mías.
―Tienes que probar las donas que hacen con chocolate, le echan brillitos de colores, glaseado multicolor y colocan una galleta de jengibre encima ―contó emocionada mientras ocupábamos una mesa cercana a la ventana donde se podía leer el reverso del nombre de la cafetería ―Es demasiado rico ―reí por la emoción con la que lo contaba, me encantaba escucharla
―Vomitaré arcoíris luego, que bien ―bromeé y golpeó mi hombro desde su silla que se encontraba al otro lado de la mesa roja
Segundos después se acercó la camarera a tomarnos orden y Hope le echó varias miradas de las que no supe el origen o significado, me encogí de hombros ignorando lo que fuera que pasara con la camarera y la dejé pedir todo lo que quisiera, me había convencido de comenzar a usar el dinero que me había dejado mamá para mis "caprichos", la universidad y los materiales de mi carrera que pudiera necesitar. Pero yo prefería gastarlo con y en ella, al final le daría mejor uso, porque en esos instantes donde necesitaba más que nunca las sustancias por la abstinencia, seguramente terminaría por caer en la necesidad y compraría más. Así que, para no decepcionarla, prefería guardar mis síntomas de adicción y comprarle una docena de donas si hacía falta para que fuera feliz.
Tenía la vista fija en mi teléfono mientras Wad me contaba algunas cosas de su trabajo nuevo cuando de repente me apartaron los brazos y al instante siguiente tenía a Hope sentada de lado en mi regazo, sonreí de lado ante esa acción, no me molestaba para nada, pero sabía que ella no era muy espontánea en ese ámbito y lo respetaba, si se quería sentar ahí yo no me quejaría, sin embargo, no dejaba de ser un extraño.
―Hola ―saludé dejando el teléfono en la mesa, me miró con el ceño fruncido y en seguida fruncí el mío
―Hola.
―¿Pasa algo? ―negó y recostó la cabeza en mi hombro, sus mejillas se estaban colorando así que deduje que estaba enfadada, pasé mi mano por su espalda y busqué su mirada ―¿Qué te ocurre? ―pregunté y como si hubiera activado un botón se separó de mi hombro con algo de molestia
―Esa chica... pegó los pechos a tu cara ―susurró con enfado, fruncí el ceño al no entender de que hablaba ―Y te miraba como si fueras un caramelo delicioso, y su uniforme es minúsculo, se le ve el sujetador y lo tenía en tu cara ―soltó con culpabilidad

ESTÁS LEYENDO
Mi única razón para vivir {R. #1}✔
Teen FictionY tal vez... por un egoísta instante me había sentido invencible en aquella cima con ellas a mi lado, tal vez fue egoísta pensar que yo merecía ser feliz, tal vez era muy egoísta pensar que yo las merecía a ambas, y muy probablemente fue triplemente...