H O P E.
―Tú no deberías estar aquí, ¿Quién te trajo? ―me senté a su lado
―Bash no entiendo porque te alejaste, explícamelo ―dije en vano
Era evidente que no estaba en estado de sobriedad, así que cuando fue a tomar otro trago de su cerveza agarré su muñeca provocado que frunciera el ceño, ese mínimo contacto con su piel hizo que un cosquilleo me recorriera entera, lo había extrañado como a nadie y este mes había sido demasiado duro, según veo, para ambos.
―Vámonos ―pedí y clavó sus esmeraldas en mí para luego negar con la cabeza
―Yo no me voy... aléjate de mí ―dijo con melancolía mientras su lengua se enredaba, fruncí el ceño
―No ―me miro y negó con la cabeza suspirando ―No me iré Bash, no me alejes de tu vida, no lo hagas por favor ―pasó sus manos por su rostro ―Vámonos ―repetí
―Tú me dijiste que... ―se forzó a recordar ―Que me fuera ―dijo con algo de hipo, lo que se me hizo tierno, cuando analicé sus palabras fruncí el ceño sin comprender
―¿Qué?, no Bash, nunca te pedí algo así, jamás lo haría porque... ―me callé, hablar con él borracho era inútil, necesitaba sacarlo de aquí
Me levanté decidida a encontrar a Wad, pero un chico alto, de cabello rojo teñido -las raíces se le veían negras-, con tatuajes numerosos por su cuerpo y piercings me interceptó. No era del todo feo, pero daba miedo, y no se veía amigable.
―¿Qué pasó princesa?, ¿Te perdiste? ―dijo en un tono que me causó repulsión
―Yo... busco a un amigo ―intenté avanzar, pero se interpuso en mi trayectoria
―Yo puedo ser tu amigo, podemos divertirnos mucho muñeca ―dijo en el tono anterior, esta vez sus manos agarraron mi cintura y al intentar apartarlo fue en vano, debido a que mi fuerza no era ni un cuarto de la suya
―Déjame, por favor, no me hagas daño, déjame ―pedí al borde de las lágrimas, la gente no nos veía o nos ignoraba sin siquiera inmutarse, no les importaba y no lograba divisar a Wad o Flash por ninguna parte
―Shh, la pasaremos bien ―al instante siguiente un fuerte empujón lo apartó de mi
―No la vuelvas a tocar André ―dijo esa voz ronca tan familiar en un notable tono de furia ―Aléjate de ella ―dijo señalándolo con molestia
―Vamos Dalton, está buena la niña comparte her... ―no pudo terminar debido al puñetazo que Bash propinó a su mandíbula
Ahorraré detalles, los golpes volaron a ambos lados hasta que el tal André acabó en el suelo con manchas de sangre en su rostro y Bash con algunos puñetazos en su rostro, ¿la gente?, hacía caso omiso a todo, nadie hizo el más mínimo intento por parar la pelea mientras yo miraba la escena horrorizada.
Me arrodillé junto a Bash y agarrando su puño -dirigido otra vez al rostro del débil pelirrojo teñido tendido suelo- conseguí que me prestara atención, le sonreí y puse una de mis manos en su mejilla.
―Basta ―susurré ―Está bien, es suficiente ―afirmé y él en una especie de trance se quitó de encima del chico y me abrazó enterrando su cabeza en mi cuello, no tardé ni dos segundos en devolvérselo
―¿Estás bien?, ¿Te llegó a hacer algo? ―preguntó agarrando mi rostro entre sus manos, negué
―¿Podemos irnos ahora? ―le dije bajito y asintió
Agarró mi mano derecha y luego de dejar dinero en su mesa, fuimos a la salida en busca de un taxi. Esos leves contactos hacían que mi cuerpo se pusiera como loco y mis hormonas no ayudaban en nada, prácticamente gritaban «¡Hazme lo que te dé la gana, Bash!». Nos subimos al taxi y todo el camino a su casa -tuve que insistir para que accediera a ir hacia allí- fue silencioso, pero no un silencio reconfortante, sino uno incómodo. Noté que a Bash desde la pelea, la borrachera se le había bajado de golpe, así que estaba lúcido completamente.
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Mi única razón para vivir {R. #1}✔
Novela JuvenilY tal vez... por un egoísta instante me había sentido invencible en aquella cima con ellas a mi lado, tal vez fue egoísta pensar que yo merecía ser feliz, tal vez era muy egoísta pensar que yo las merecía a ambas, y muy probablemente fue triplemente...