Capítulo 22.

195 14 3
                                    

H O P E.

Ayer había pasado un buen día con los chicos, luego de salir de la cafetería habíamos ido al cine a ver una película de comedia y luego nos habíamos despedido sin más, no había podido hablar con Ron, pero ya tendría ocasión luego, ahora estaba centrada en otra cosa, me encontraba sentada en el porche de mi casa esperando hace una hora, porque Bash había quedado conmigo en ir hoy al parque, pero no había llegado y tampoco contestaba mis llamadas, ayer también se había ido sin despedirse, pero lo atribuí a que él estaba muy cansado, ¿Se habría enfadado?, ¿Estaría bien?. Marqué nuevamente su número y saltó el contestador.

―Bash, ¿estás bien?, por favor contéstame amor, si estás enfadado, habla conmigo sabes que te escucharé ―colgué suspirando, llevé mis manos a mi boca mientras hacía movimientos nerviosos con mi pie, en eso mi teléfono comenzó a sonar y respondí en seguida

―Buenas tardes, ¿hablo con Hope? ―preguntó una chica

―Buenas tardes, sí, soy yo, ¿con quién hablo? ―pregunté

―Hospital Lancastier ―me tensé en seguida conteniendo la respiración ―¿Señorita, sigue ahí? ―preguntó e hice un sonido de afirmación ―Bien, ha ingresado el paciente amm... Bash Dalton, usted estaba en contactos más frecuentes, ¿Está relacionada con él? ―se me hizo un nudo en la garganta y en seguida se me acumularon las ganas de llorar, me puse de pie y caminé hasta mi auto con apuro

―S-sí, es mi pareja ¿Q-qué le ocurrió? ―pregunté conteniendo las ganas de llorar

―El paciente ingresó con sobredosis ―se me oprimió el pecho dolorosamente ―Y múltiples lesiones ―sollocé mientras me subía al auto ―¿Señorita, usted vendrá a hacerse cargo?, él es mayor de edad, pero en su estado no puede hacer los trámites necesarios ―explicó y asentí sintiéndome tonta al recordar que no me veía

―Llego en unos minutos, conozco donde queda el hospital, cuídenlo mucho ―ella se despidió cordialmente y yo colgué

Emprendí el camino al hospital de manera apresurada, no lograba comprender como un día todo estaba bien y al siguiente todo mal, él estaría bien, no le pasaría nada, lo sabía, Tenía que ser así!, todo saldría bien, él iría a rehabilitación y volvería sano, viviríamos la vida que habíamos planeado y punto, seríamos felices, ¿Era demasiado pedir?, solo podía pedir una y otra vez que no me lo quitaran, él merecía vivir, merecía su segunda oportunidad, no se la podían arrebatar ahora, no así, no de ninguna forma.

Llegué al hospital con lágrimas en los ojos, bajé corriendo del auto y de la misma manera entré a recepción con desesperación por no saber nada de su estado, una chica de cabello corto y rojo alzó la vista de su computadora con pereza.

―Bash Dalton, veinte años ingresó con so-sobredosis ―dije con desesperación, me miró mal

―Primero deberías... ―di un manotazo en el mostrador mientras que de mis ojos salían lágrimas

―Mi novio está grave, no sé nada de él, así que al demonio la amabilidad, Bash Dalton, veinte años, sobredosis ―repetí molesta, triste, impotente, demasiados sentimientos me abordaron en aquel momento

―Está en desintoxicación ahora ―aclaró entendiendo que estaba desesperada por información ―Debes rellenar este formulario y en cuanto salga, si el doctor lo permite podrás pasar a verlo ―negué llorando, quería verlo ahora, necesitaba saber que estaba bien, pero ella no podía hacer nada y lastimosamente yo tampoco

―Gracias... y disculpe mi actitud ―tomé la planilla que me ofrecía y limpiando mis lágrimas me senté a rellenar el formulario con los datos que me pedían

Mi única razón para vivir {R. #1}✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora