Capítulo 38.

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B A S H.

El tiempo había pasado volando, era impensable hace un par de semanas que yo fuera a visitar a Hope, el boleto era algo caro y por el trabajo no podría, pero ahora estaba haciendo la maleta para viajar mañana, estaba contento y eso se notaba, solamente me faltaba algo para ser más feliz, que la invasión a mi casa dejara de ocurrir cada vez que pasara algo importante.

Mientras yo empacaba las últimas cosas que necesitaría, en mi sala estaban Fabiana, Kim, Flash y Wad, Kaunis al contrario estaba sentada en la cama velando mis movimientos y de vez en cuando sacando ropa de la maleta cuando creía que yo no la veía. Cuando le dije que me marchaba un tiempo no lloró, solo me pidió que cuidara de mamá y que le diera muchos besos cuando la viera, claro, ahora no parecía tan conforme.

―Kaunis deja de sacar ropa de mi maleta ―dije tirando dentro otro jean, pero al alzar la vista el torbellino no estaba y mi maleta estaba cerrada con un piesito cubierto por una media con gatos dibujados sobresaliendo de una esquina, reí para mis adentro y abrí la valija, Kaunis estaba dentro con el cabello revuelto y los ojos cubiertos por sus manos ―¿Qué pretendes, pequeña? ―dije cruzado de brazos

Ilé a ver a mami, shhh ―con su manito tomó la otra parte de la maleta y la intentó cerrar, reí deteniendo su movimiento ―Papi malo ―hizo un puchero y no pude evitar reír al verla entre mi ropa revuelta

―Venga Kaunis, sal de ahí ―suspiró y salió con una camiseta sobre su cabeza, tomé la prenda y la tiré dentro sonriéndole ―Solo iré unos días, mientras te quedarás con la abu y la tita Kim.

―¿Vuelve o me dejalás solita?

―Ya te dije que solo serán unos días y tal vez cuando regrese, traiga a mami conmigo ―dije sentándome a su lado, sonrió más emocionada ―Eso está mejor, ¿eh? ―pregunté sonriéndole y asintió feliz, se alzó sobre el colchón y empezó a saltar emocionada

―Podré jugal con mami, le dalé de mi comida, comelemos heladuuu, iremos al parque y juegamos tooodos los días ―sonrió aplaudiendo ―Tú tambén, papi ―añadió

―Oh, gracias por acordarte de tu padre ―negué volviendo a empacar

―Sí, te amo mucho, mucho ―sonrió abrazándose a sí misma

Me llenaba el pecho cada vez que decía algo similar, sentía que me derretía y mi corazón se apresuraba, existían muchos tipos de amor y miles de formas de demostrarlo, pero ninguno se compararía ni siquiera un poco con el que mi hija tenía por mí y viceversa, no había felicidad que se le comparara, porque era básicamente la mitad de mi universo diciendo que me amaba y no había mejor cobijo en el puto mundo.

―Yo también, torbellino ―sonreí y sonrió

―¿Mami está lejos? ―preguntó manteniendo sus saltitos sobre la cama

―Pues sí ―respondí revisando los papeles que debía llevar para la convención

―¿Y cómo vas con ella?, te cansas si caminas tooodo eso ―reí

―Iré en avión.

―Oooh ―abrió sus ojitos con impresión ―¿Esos que vuelan y hacen Brummm?

No estoy seguro de que los aviones hagan brum, pero sí vuelan.

―¿Por qué tienes papeles?, ¿Son para mami?

―No, son para trabajar.

―¿Con mami?

―No, tengo que trabajar para poder estar con mamá un rato ―expliqué guardando los papeles y cerrando la maleta, automáticamente la pequeña se sentó encima, apoyó sus codos en sus rodillas y sus mejillas en sus manos ―¿Qué?

Mi única razón para vivir {R. #1}✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora