Capítulo. 23

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H O P E.

No había surgido nada nuevo, la noche la había pasado en la habitación con Bash, él a ratos se despertaba, pero no hablaba, solo miraba a cualquier punto al azar, intenté hacerle algunas preguntas, pero solo asentía o negaba, luego de reiterados intentos me rendí y decidí quedarme viendo la tele de su habitación con un volumen que no perturbara su sueño recostada en el pequeño sofá marrón.

Los chicos tras pasar a verlo y no recibir respuesta de él se marcharon al notar que quería estar solo conmigo, ya que era a la única que mínimamente le respondía, estaba desesperada por saber que pasaba por su cabeza, pero no podía hacer mucho, así que me limité a esperar. El resto de la noche dormí por ratos para velarlo, pero no ocurrió mucho más.

[...]

Al día siguiente los doctores habían hablado con nosotros sobre adelantar de forma leve la desintoxicación de Bash –a pesar de que les conté lo del centro al que se uniría en enero-, puesto que esta última dosis había causado algunos daños directos que podían agravarse si seguía consumiendo. Así que, tras él asentir, habían comenzado el proceso de forma lenta y con ello, la abstinencia, estaba preparada para pasar esta fase con él hasta que se marchara y recibiera ayuda de profesionales directamente.

―Hablé con mamá y dijo que no había problema con que me quedara en tu apartamento unos días, ella decorará la casa con Kim y Ron ―expliqué mientras se acordonaba las vans sin expresión alguna ―Podríamos decorar juntos tu departamento ―comenté sonriente, pero no reaccionó ―...y podemos ir a comprar algunos adornos ―se puso la chaqueta y me miró en silencio, sus ojos nuevamente parecían analizar algo más allá de mí, al no notar emoción alguna cambié el plan ―¿Quieres ir directo al departamento? ―se encogió de hombros mirando el suelo y salió por la puerta de la habitación de hospital, lo seguí y firmé los papeles en recepción antes de marcharme

Me estaba destrozando no oír salir nada de su boca, ni siquiera una maldición, lo miraba todo sin realmente observar nada, parecía resignado a algo y por mucho que la había intentado modificar, su expresión seguía inalterable. Antes de subirme a mi auto donde él ya se había acomodado en el asiento del copiloto, rehíce mi moño, él estaría bien, solo necesitaba tiempo, sonreí vagamente y me subí, lo miré por unos segundos antes de arrancar, estaba mirando por la ventana.

Encendí el intermitente para salir del aparcamiento y hablé viéndolo de reojo ―Podemos ir otro día por los adornos, pero debe ser esta semana porque la próxima es navidad ―lo miré de soslayo, observaba todo sin interés alguno ―O igual puedo ir solo yo ―al ver que no respondía mantuve silencio a medida que avanzábamos por las calles de nuestra ciudad

―Detén el auto ―pidió mientras pasábamos por una calle poco transitada, fruncí el ceño extrañada, pero me hizo feliz que hubiera hablado así que estacioné a un lado de la calle

Seguí con la mirada hacia donde se dirigió y el pecho se me oprimió por completo, bajé en seguida y avancé hacia donde se encontraba el chico vendiendo pastillas de diversos colores, no estaba triste ya, estaba muy, muy enojada. Me detuve cuando llegué a su lado, le arrebaté la bolsa de pastillas y la lancé al suelo, me miró molesto.

―¡¿Qué está mal contigo, Bash?!

―Déjame en paz.

―¡Acabas de empezar la desintoxicación!

―¡No estoy listo! ―gruñó

―¿Dónde queda todo el esfuerzo que íbamos a hacer, juntos?, ¿No querías salir de todo esto? ―pateé el paquete en el suelo ―¡¿Dónde queda el futuro que planeamos, Bash?! ―él solo miraba lo que estaba en el suelo, sostuve su mentón con mi mano fuertemente ―¡Mírame, Bash! ―sus ojos verdes observaron los míos, me partió lo que vi, él en serio quería esas pastillas ―¿Esto es lo que quieres para ti? ―pregunté en voz baja ―¿Y todo lo que habíamos hablado?, ¿Lo desechas así de fácil?

Mi única razón para vivir {R. #1}✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora