Capítulo 36.

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B A S H.

Aún recuerdo hace dos años y unos pocos meses cuando me fui a rehabilitación, creí que el tiempo previo a irme donde iba contando los días que me quedaban para separarme de Hope había sido una de las peores cosas de esa etapa, porque el saber que había un límite parecía provocar que todo fuera más deprisa. Parecía ser ayer cuando yo apenas estaba al tanto de esta noticia, y hoy, lunes, estaba viendo una maleta encima de nuestra cama para el viaje que Hope haría en cinco días.

Fabiana finalmente lo había aceptado y le había pedido disculpas a su hija por la reacción que tuvo, no sé con exactitud lo que se dijeron, estaba trabajando, pero Hope parecía infinitamente feliz por tener el apoyo sincero de su madre, al parecer también se había acordado que mientras yo trabajara Kaunis se quedaría con su abuela que había pedido unas vacaciones o con Kim, sí, todos parecían bien organizados y de acuerdo con ello, por mi parte solo veía las cosas pasar, porque sí, la apoyaba, pero eso no hacía menos doloroso para mí el tener que separarme de ella nuevamente por quién sabe cuánto.

―¿Cómo te va en el trabajo? ―preguntó el loquero del otro lado de la pantalla

―Bastante bien ―me encogí de hombros e incliné la cabeza al ver que Hope guardaba también unas fotos que no logré ver bien ―Me gusta trabajar ahí.

¿Algo que quieras compartir? ―preguntó Almeida, suspiré mirándolo

―¿Por qué seguimos con estos encuentros si ya pasó el supuesto año de seguimiento? ―pregunté mientras él acomodaba sus gafas

Porque tú mismo me lo pediste y porque yo noto que aún no estás mentalmente estable ―explicó con su característico tono sabio ―Siento que no estás aquí.

―¿Tú crees que puedo tener cabeza para esto con todos los cambios que están ocurriendo a mi alrededor?

Comprendo que son cambios importantes ―asintió tan pacíficamente como siempre ―Pero no puedes permitir que dichos cambios alteren tu estabilidad mental, recuerda que estamos trabajando para que tengas una buena salud mental, pero eso no será posible si permites que cualquier modificación te desestabilice, porque entonces les estarás dando el poder de acabar contigo ―suspiré

―No quiero que se vaya.

Pero quieres apoyarla y esto es lo que ella quiere.

―Lo sé ―suspiré de nuevo al verla cerrar la maleta desde la distancia ―¿Qué opinas tú sobre todo esto?

Creo que ella tiene un corazón hecho para ayudar a los que lo necesiten, nadie podría hacerla cambiar de opinión, y eso me parece admirable, no quedan muchas personas bondadosas ―explicó, en eso estábamos de acuerdo

―¿No se supone que uno debe ponerse antes que los demás?, lo escuché en una de esas charlas grupales ―Almeida pensó durante unos segundos

Depende de la situación, a veces tenemos que ser nuestra única prioridad, otras, debemos compartir el primer lugar entre nuestras prioridades con otros ―explicó ―El punto es no abandonarnos.

―Te odio profundamente loquero ―solté algo molesto por el hecho de que tuviera la razón, él simplemente rió ―¿Podemos terminar ya la sesión?, quiero hacer otras cosas.

De acuerdo, nos vemos el próximo lunes, cuídate Bash ―asentí y finalicé la llamada

―Papi mila ―me llamó Kaunis desde el sofá donde hacía garabatos sobre las hojas, alcé una ceja al ver su dibujo, el fondo era azul y tenía una especie de bola en el centro de color rojo

Mi única razón para vivir {R. #1}✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora