Mi única razón para vivir {R. #1}✔

Capítulo 19.

H O P E.

Mañana iniciaba la última semana de clases, es decir que cada vez faltaba menos para que él se fuera, y eso provocaba una opresión en mi pecho, Bash no parecía muy consciente del poco tiempo que nos quedaba o al menos no había querido volver a tocar el tema, pero eso no hacía que yo fuera capaz de olvidarlo.

Yo estaba feliz, por un lado, ya que lo había convencido de pasar navidad con nosotros, pero la tristeza porque él se marchara el dos de enero y solo podría visitarlo cuando el centro lo autorizara, era grande. También resultaba algo desalentador saber que ahora, que por fin estábamos juntos, teníamos que volver a separarnos, solamente el que fuera por su bien alivianaba la carga que había en mi corazón.

―¿Hope?, ¿A dónde te fuiste? ―preguntó Flash ceñuda delante de mí

―Lo siento, es que...-

―Bash se va pronto, ¿es eso? ―asentí ―Podrás visitarlo, ¿no? ―asentí inflando mi mejilla derecha

―Cuando el centro lo considere oportuno ―tomé un sorbo de mi chocolate caliente, y miré a través del ventanal como caía una leve nevada ―¿Y si luego ya no quiere estar conmigo?, ¿Y si se va y no quiere volver?, ¿Y si no quiere verme más? ―pregunté y Flash me miró sorprendida y luego soltó una risita apagada

Había notado que el estado de ánimo de Flash habitual no tenía nada que ver con el que tenía el día que la conocí, no sabía con exactitud a qué se debía el cambio o si ella siempre era así y ese día había sido una excepción, pero en general casi no sonreía o reía, sus ojos a veces se quedaban fijos en la nada y solían estar apagados, me daba la impresión a veces de que ella se había llevado varias decepciones de la vida y que ahora no esperaba nada de nadie, consideré que tal vez esa era la raíz de esos muros que había a su alrededor y que difícilmente podían penetrarse. Ella era una chica genial, se había ganado mi cariño en segundos y por ello me apenaba que estuviera sola, nadie merecía vivir en esa soledad asfixiante, sin embargo, ella tampoco parecía querer conocer gente, eso me hacía creer que su vida había sido y era mucho más dura que lo poco que yo sabía, estaba al tanto de que no me enteraría de todo ahora, puesto que no teníamos una amistad muy consolidada, pero esperaba de corazón que en un par de años, pudiera verme como una gran amiga.

―Amm... bueno, yo no soy la más adecuada para dar consejos de amor, pero, él te quiere mucho, así que relájate, no se irá a ninguna parte ―dijo de forma alentadora ―Lo cambiaste notablemente, ¿Quién diría hace un año que ese idiota estaría a punto de ir a rehabilitación? ―reí, ella, Bash y Wad tenían una manera algo extraña de quererse

―Tienes razón, es que estoy algo estresada con eso, la universidad, la cena navideña ―reí nerviosamente ―Son muchas cosas en que pensar.

―Esa cena de navidad debe ser todo un espectáculo ―cuando lo dijo en sus ojos noté la tristeza que albergaban, aquello hizo que mi boca hablara sin permiso

―¿Nunca has ido a una? ―me miró y se removió en su silla incómoda ―No tienes que res...-

―No, nunca he celebrado navidad, lo más cercano que estuve de ella fue cuando mamá trabajaba en una tienda de juguetes navideños y nos regalaron las decoraciones sobrantes, adornamos la porquería de apartamento en el que vivíamos y por primera vez pareció un lindo lugar, yo tenía cuatro años, ya no recuerdo mucho ―se encogió de hombros y entre su historia, noté que había algo que no le gustaba, la contaba entre melancólica y rencorosa

No comprendí el porqué.

―Oh ―me quedé en silencio observando mi bebida, Flash parecía no querer hablar más del tema y lo respeté, pero se me vino una idea a la cabeza que debía comentarle ―¿Flash, tú y tu mamá quisieran venir a nuestra fiesta de navidad? ―me miró en silencio esperando que terminara de hablar ―Serán pocas personas, mi mejor amigo, mi prima, mi mamá, Bash, Wad se auto invitó, pero es bienvenido al igual que tú... si quieres ―no decía nada, sus ojos verdes se entrecerraron unos segundos sobre mí y me removí en mi asiento, ella resultaba intimidante