Capítulo 37.

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B A S H.

Los días pasaban con toda la normalidad que podían dentro de su ausencia, pero me sentí mejor al levantarme esta mañana e intercambiar un par de mensajes con ella, estaba bien:

Hope: Ya aterrizamos, todo bien.

Los echo de menos, los amo. <3

Yo: Me alegra saberlo.

Nosotros también te echamos

de menos.

La mañana de hoy no había sido igual que las demás, Kaunis había hablado muy poco y aunque había hecho todo ese lío de la leche mágica que cambia de color y los cereales del color que escogió no me gané nada más que una sonrisa casi imperceptible.

Al dejarla en casa de su abuela lloró un poco más porque creyó que yo me iría con su mamá sin llevarla conmigo, por ello no había logrado concentrarme en el trabajo, actuaba por inercia y según lo que me pedían, no lo procesaba, así que verdaderamente había tenido una vaga idea de lo que había hecho en toda la jornada, no sé si fue suerte o que el mundo se apiadó de mí, el fin de mi horario laboral llegó velozmente y gracias a ello pude irme a por mi hija.

Toqué la puerta y esperé pacientemente a que Fabiana abriera, una vez lo hizo me dio uno de esos típicos abrazos que incómodamente yo aceptaba. Me llevó hasta la cocina donde preparaba los macarrones que Kaunis le había pedido y por consecuente ya era una invitación a que me quedara a comer que no podía rechazar.

―¿Lloró? ―pregunté

―No ―admitió sonriendo ―Le mostré unas fotografías de Hope cuando era pequeña y se entretuvo haciendo comparaciones entre las dos toda la tarde ―rió

―Gracias por cuidarla, Fabiana ―restó importancia con un gesto de la mano

―No agradezcas nada ―pidió removiendo la salsa ―Soy su abuela y estoy encantada de cuidarla mientras trabajas ―asentí ―¿Has hablado con ella?

―Solo cuando me avisó del aterrizaje, pero creo que me llamará más tarde por Skype ―asintió y sacó la cuchara con una muestra de salsa

―Dime como está ―me ofreció y por educación la probé

―Está muy buena ―con mi dedo limpié la esquina de mi labio que se había manchado

―Me alegro, porque no sabría afrontar una cara de desagrado de mi nieta ―rió

―¡Papi!, ¡Papi! ―aplaudió al verme en la cocina

―Hola, torbellino ―saludé alzándola y sentándola en mi regazo ―¿Qué traes ahí?

―Mami ―sacudió las fotos con orgullo y me las mostró

La primera mostraba a Hope junto a la plantación de tomates del jardín de esta casa, sonriendo a la cámara con la notable ausencia de dientes frontales y la cara algo sucia por el fango, en la segunda parecía un poco más mayor, sostenía una pequeña guitarra de juguete mientras una manito más pequeña se atravesaba entre las cuerdas, no se veía al dueño, pero supuse que era Liam por la manera en que los ojos de la pequeña rubia miraban en esa dirección, por último estaba la tercera donde se veía a una Hope adolescente junto a los niños del hospital en lo que parecía ser navidad, sonreí, en cada foto sonreía y en todos ellas transmitía lo mismo que actualmente.

―Mami es lina ―dijo mi hija observando las fotos conmigo

―Es muy linda, sí ―compartí y observé a Kaunis ―Y tú eres una fotocopia suya ―me miró con curiosidad

Mi única razón para vivir {R. #1}✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora