Capítulo 31.

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B A S H.

Ya habíamos entrado en la última semana del octavo mes, agosto. Se estimaba que para principios de septiembre ya tendríamos a Kaunis con nosotros, ya que según los doctores ella estaba preparada para salir en cualquier momento. Nunca había tratado con una embarazada antes, nadie en mi entorno había estado en ese estado, excepto mamá cuando esperaba a Lana, pero sinceramente no tenía recuerdos muy claros de eso así que este enfrentamiento que estaba llevando a cabo era a ciegas.

Por el momento seguía viviendo en casa de la madre de Hope –la cual ya estaba de viaje- y durmiendo con ella en su habitación, aún no había tenido oportunidad de ir a buscar trabajo y predecía que hasta que mi huracán tuviera al pequeño torbellino no la tendría, ¿Por qué?, sencillo ella estaba más empalagosa y cariñosa que de costumbre no quería separarse de mí ni un momento a no ser que fuera para cumplir sus otras costumbres de embarazada, enfadarse, dormir y tocar su guitarra, el resto del tiempo me seguía a donde fuera y muchas veces me tiraba de imprevisto al sofá o a la cama cuando sus hormonas se alborotaban del todo en niveles cósmicos, no me quejaría de eso, yo cumplía feliz y contento.

Estas semanas también había estado aprendiendo algunas tareas domésticas con ayuda de Kim para poder ayudar a la futura mamá y que no se esforzara tanto, pues ya no aguantaba parada, ni despierta demasiado tiempo, me enorgullecía ser capaz de cocinar algo más que congelados, aún debía mejorar, pero no lo hacía mal.

El embarazo era monitoreado cada día ya fuera por video-llamada por parte de Fabiana y Ronny, o en una visita por Kim o Wad, Flash prefería llamar una vez por semana y ahorrarse los detalles más innecesarios, resumiendo, muchas veces la casa estaba invadida de gente. Por eso además de porque yo siempre había sido amante de la soledad, disfrutaba aún más estar solo con Hope, todos los momentos que compartíamos me llenaban el alma y reconfortaban la mente, estaba feliz por lo que se venía, no sería nada fácil, como todo en mi vida, pero ambos estábamos dispuestos a intentarlo.

Otra cosa que andaba rondando mi cabeza, era que ya estaba necesitado de ver a mi bebé y sostenerla, saber que esa pequeña cosita dependería de mí me acojonaba como nada nunca lo había hecho, pero sabía que siempre que yo titubeara allí estaría esa linda rubia con heterocromía para apoyarme.

―La futura madre debería despertar ―dije entrando a su habitación, reí al ver su cabello rubio claro totalmente ausente de tinte -por el bien de la bebé- desparramado en la almohada y su cuerpo enroscado de una extraña manera en el edredón violeta ―Huracán, va a ser la una de la tarde, arriba ―me acerqué sacudiéndola

―No quiero, déjame ―reí cuando se apartó de mi toque

―Tienes que comer ―desenvolví el edredón con cuidado de no lastimarla

―No quiero, quiero dormir ―murmuró adormilada, suspiré

―Hope, despierta ya ―exigí y sostuve sus brazos sentándola contra su voluntad, me miró ceñuda y se cruzó de brazos, contuve la risa ante la imagen que me ofrecía su cabello despeinado y rostro adormilado ―Prepárate y baja a almorzar ―dictaminé

―Nunca se interrumpe el sueño de una embarazada ―dijo indignada ―¿Cómo se te ocurre?

―Estoy en mi derecho de interrumpir tu sueño si eso requiere que tú y el torbellino coman ―afirmé y sonrió abrazando su enorme barriga donde se alojaba la intrusa

―Está moviéndose ―sonrió y me acerqué posicionando mi mano junto a una de las suyas, sentí el movimiento algo brusco y acto seguido a Hope gemir adolorida

―¿Duele mucho?

―Solo a veces, pero es soportable ―explicó arrodillándose en el colchón para abrazarme ―Buenos días, mi amor, otro día más juntos ―murmuró en mi oreja y sonreí abrazándola de vuelta ―¿Puedo dormir luego de comer?

Mi única razón para vivir {R. #1}✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora