Recuerdo #1

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Tras permanecer un largo rato observando, desde el sillón donde se encuentra sentado, las cenizas del austero altar decide marcharse a su habitación.

Es la misma rutina de cada día.

Recordar su débil y aún cálida mano intentando detenerlo. Y sus palabras con su dulce y tenue voz... "En otra vida tal vez..."

Sólo por eso, por la promesa de esperarla es que continuaba aquí. 

Una promesa que quizá no debió hacer pues cada día sin ella era una maldita eternidad, un auténtico infierno, era el peor de los suplicios... Vivir sólo con sus recuerdos.

Frente a la mesa de centro hay una botella de vino vacía. Su madre era un auténtico fastidio. Lo ha buscado cada día por la última semana sólo para recordarle una y otra vez esa propuesta de negocios encaminada a dirigir su empresa.

La vida era más complicada hoy en día. Todo giraba en torno al maldito dinero, es increíble el hecho de que sin un papel con una denominación monetaria sea prácticamente imposible sobrevivir. En fin. Con sus poderes alquimistas podía prescindir de ese fastidio llamado trabajo. 

Pero los días pasaban tan lentamente que en verdad necesitaba una distracción.

Se pone de pie y camina hacia las escaleras... Por un instante se detiene junto a una ventana. Por hoy se rehúsa girar a ver en esa dirección... Porque cada recuerdo duele.

Sube e ingresa a su habitación... Paredes grises, su cama, una alfombra, algunos muebles, aire acondicionado, una maldita pantalla de televisión... ¿Para qué demonios?

Odiaba esta época y el hecho de tener que "parecer" un ser normal. Todo era más sencillo hace 5 siglos. Humanos y demonios no estaban mezclados de esta forma tan ridículamente absurda.

¿Pero quién era él para hablar de esta manera? Si tantas veces juzgó a su padre para terminar enamorándose de una humana.

Pero ella no era cualquier humana... Era Rin.

Recordar esa sonrisa hoy dolía como nunca.

Casi inconscientemente dirige sus pasos hacia esa cajonera que junto al butsudan, es quizá lo más valioso que posee hoy en día.

Abre el primer cajón y allí está... Es ese pequeño kimono de cuadros amarillos y anaranjados.

Es inevitable ahora no pensar en aquél momento en que la perdió en el inframundo, mientras sostenía su pequeño cuerpo inerte, sintiendo la impotencia de no poder hacer absolutamente nada para recuperarla.

El saber que a su lado ella siempre correría peligro.

Fue por eso que tomó aquella tan difícil decisión: dejarla en la aldea de humanos, bajo la tutela de la anciana Kaede.

Allí sin duda estaría segura. Viviría una vida pacífica, sin peligros.

----Recuerdo #1----

Escuchar su llanto tras esa despedida fue en verdad difícil. Y si a esto sumamos el molesto llanto de Jaken y los bramidos de Ah-Un, que de algún modo tampoco deseaba alejarse de la niña que le dio un nombre, en verdad era difícil de enfrentar.

Dolía, dolía tanto pensar en que su hermosa sonrisa no estaría ya esperando por él. Que su vocecita entonando curiosas melodías ya no merodearía a su alrededor. Que ese olor a flores que siempre llevaba consigo ya no haría agradable su andar.

Recuerdos de otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora