Recuerdo #4

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Así como el recordar su sonrisa le daba un ligero destello de felicidad y esperanza, otros recuerdos le apuñalaban el corazón con furia.

Sin duda sus enemigos hubiesen deseado más de una vez causarle este dolor.

Al llegar al comedor nota que su desayuno ya está servido.

Un elegante comedor en un tono oscuro, con espacio para 6 personas... ¡Como si fuese a llenar los 5 lugares vacíos!

En esto se había convertido su vida, una existencia monótona y sin sentido, intentando acoplarse a las costumbres humanas del mundo moderno, esperanzado a una promesa que a veces no se siente capaz de cumplir.

La comida sigue sin ser de su agrado, en realidad no la necesita y muy pocas veces suele consumir alimento.

Pero era una ley de su día a día el comer un poco de esa fruta... Melón.

¿La razón? A ella le gustaba, y el néctar le recuerda sus dulces labios.

La comida extranjera era demasiado extraña. Observa el omelet... No le llama la atención.

Lo único que ha ganado un poco de su simpatía es esa bebida... El café.

Sabor suave, ácido, con fuerte aroma y color oscuro... Oscuro como su maldita suerte.

----Recuerdo #4----

Seis meses después de aquella visita hecha a Rin, su madre y sus sirvientes le hacen rabiar por semejante alboroto.

Tal parece que el demonio emperador del norte en pocos días estará allí.

Sin tomar importancia, él continúa con sus investigaciones... Debe haber algo que le sea útil.

Irasue: (Ingresa a la biblioteca) Más te vale salir de aquí y presentarte a recibir al Emperador del Norte.

Sesshomaru: ¿Y por qué? Es tu invitado, no mío.

Irasue: Sabes que esta aquí por ti, no por mi.

Sesshomaru: Yo jamás estuve de acuerdo en lo que mi padre y él acordaron.

Irasue: No son cosas en las que debas estar de acuerdo o no. Son acuerdos necesarios para...

Sesshomaru: ¡Escucha madre! No me interesa ascender al trono ni ocupar un cargo por obligación.

Irasue: De no hacerlo, Sesshomaru, habrá consecuencias.

Sesshomaru: ¿Una guerra? Prefiero eso a tener que condenarme de esa manera.

Irasue: No digas que no te lo advertí.

Lo cierto es que hiciera lo que hiciere estaba perdido.

Saga llegó al palacio de su madre, permaneció allí por varios días, así que fue inevitable encontrarse con él.

Saga: ¡Sesshomaru! Pero qué agradable saber que te has tomado un descanso. Me ha dicho tu madre que realizas una investigación. ¿Qué es lo que buscas? Quizá pueda ayudarte.

Sesshomaru: (Observa a su madre con desagrado) Nada importante.

Saga: Meisho te envía saludos.

Puede con certeza adivinar de lo que han hablado él y su madre.

Irasue: Sesshomaru está feliz por ello. Sólo que... Ya sabes... Es algo inexpresivo.

Saga: Claro. Lo entiendo. 

Sesshomaru: Dudo que mi presencia sea requerida, así que me marcho.

Recuerdos de otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora